¿Prosperará Brasil?

AuthorBustos, Sergio R.
PositionCrisis asi

Cuando aumenta el desempleo y las tasas de interés apenas comienzan a bajar, Brasil trata de superar los efectos de la inesperada crisis asiática del año pasado. Sin embargo, el plan de una enorme privatización, el gran interés de las multinacionales extranjeras y las buenas perspectivas del Mercosur permiten ver con cauteloso optimismo a la mayor economía de la región.

En estos tiempos el negocio de Luiz Carlos Gomes Lopes no marcha bien. Lopes se pasa el día tomando helado detrás del mostrador de su iluminado establecimiento en un apacible barrio residencial de Sao Paulo.

La franquicia de La Basque es una de las dos franquicias que Lopes tiene desde hace más de dos años. La otra está en Sao José dos Campos, unos 80 kilómetros al norte de Sao Paulo. Después de una carrera en Siemens, Lopes invirtió gran parte de sus ahorros de jubilación en el negocio de los helados. Dice que sólo tiene una queja.

"Quiero comprar más franquicias porque es un buen negocio, pero en Brasil hace falta efectivo porque las tasas de interés son muy altas", comenta. "Sí, es cierto que el Plan Real redujo la inflación, ¿pero qué hay con las tasas de interés?"

El Plan Real, el exitoso remedio del presidente Fernando Henrique Cardoso para controlar la inflación y estabilizar la moneda, ha mejorado la economía desde que entró en vigor en 1994.

Pero más tarde se produjo algo inesperado: la crisis asiática de fines de 1997 obligó a Cardoso a duplícar las tasas de interés y a reducir el gasto gubernamental. Esto le ganó el aplauso del sector financiero internacional, pero los negocios y los consumidores se sintieron el impacto de las medidas de austeridad.

Marcelo de C. Barone, dueño de un quiosco de periódicos en la Avenida Iberapuera, en Sao Paulo, saluda a sus clientes con una sonrisa que disimula su temor por el futuro de su negocio y la economía brasileña. "Desde la crisis asiática, el negocio ha ido cuesta abajo y mis clientes se quejan de que la economía empeora y aumenta el desempleo", apunta. "Quiero mantener el optimismo, pero no es fácil".

Desempleo. Desde la crisis asiática el desempleo en Brasil ha subido hasta el 7%, según el Instituto Brasileño de Geografía y Estadísticas (IBGE). Los sindicatos afirman que llega al 16% en zonas urbanas como Sáo Paulo. El crecimiento económico se debilitó hacia fines del año pasado y sólo alcanzó el 3%, según cifras del gobierno.

La preocupación no se limita a dueños, de pequenos negocios como Lopes y Barone. José Luiz Gandini, presidente de KIA Motors do Brazil, sucursal de la empresa surcoreana, señala: "El desempleo es alto y crecerá más a corto plazo. Los bancos tienen un miedo mortal a financiar y los brasileños temen contraer más deudas".

No obstante, Gandini dice que se siente optimista con KIA y con el futuro de Brasil.

Mientras hojea un grueso cuaderno lleno de cifras de proyecciones y ventas de automóviles, dice que su compañía espera vender 15.000 vehículos este año, 31% más que el año pasado, pero indica que alcanzar esa meta no será fácil porque tendrá que ayudar a sus 52 vendedores con descuentos importantes en un mercado automovilístico congestionado y muy competitivo.

Gandini y los demás esperan que el aumento del desempleo y el estancamiento económico sean sacrificios pasajeros y que el país recupere su fortaleza gracias a grandes privatizaciones y al aumento de la competencia, por no mencionar al Mercosur, el pacto comercial que ha tenido un papel decisivo en la conversión del continente en un baluarte económico. Otro factor es el rápido ritmo de las fusiones y adquisiciones, que según Timothy Purcell...

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