VOLTEALA Y DEJALA COCINAR.

PositionTT: Turn her and let her cook.

Las Franquicias son una de las grandes posibilidades para generar una legión de empleos en América Latina. El sistema de negocio instantáneo --sólo hay que añadir capital-- fomenta la producción en masa de empresas pequeñas y medianas en los servicios, un baluarte contra el desempleo.

¿Pero cómo son esos trabajos? ¿Cuánto pagan? ¿Quién responde a los anuncios de empleo en restaurantes de servicio rápido en América Latina? Y, tal vez más importante, ¿ofrecen futuro?

Para responder estas y otras preguntas, Thierry Ogier, corresponsal de LATIN TRADE, se empleó por un día en Bob's para ver lo que significa freír hamburguesas en Brasil, donde hay más franquicias que en cualquier otro país latinoamericano. La cadena, operada por Brazil Fast Food Corp., es una de las 50.000 franquicias que hay en el país --más que en cualquier otro país latinoamericano-- un sector que ha generado unos 350.000 empleos.

La voltea, la aplasta y la deja cocinar. La voltea, la aplasta y la deja cocinar. La voltea, la aplasta y la deja cocinar.

Seis columnas de hamburguesas desfilan en la parrilla. Es viernes por la noche y Levy Maia trabaja en la cocina de Bob's, en el centro comercial Expo Center Norte, en Sao Paulo. Cuando el queso empieza a sudar sobre las hamburguesas, Levy las coloca hábilmente en panes calientes, las deposita en una bandeja, me las pasa y vuelve a la parrilla.

La voltea, la aplasta y la deja cocinar. La voltea, la aplasta y la deja cocinar. La voltea, la aplasta y la deja cocinar.

Me apresuro a recordar lo que aprendí hace unas horas. Un Big Bob se prepara con doble carne, 11 gramos de lechuga y 7 gramos de cebollas en rodajas en un pan redondo; un Bob's Burger también lleva doble carne con una salsa especial, pero sólo una rodaja de tomate; un Franburgao trae una pechuga de pollo, tomate y salsa de curry en un pan redondo. Se ponen los ingredientes uno encima del otro, se envuelve en un papel con el logo de Bob's y se pasa al mostrador.

Las hamburguesas desaparecen velozmente. Los dependientes colocan los pequeños paquetes en bandejas, recogen papas fritas o cebollas, y llenan vasos de refresco. La ruta circular termina de vuelta en el mostrador, donde se entrega el pedido al cliente. No hay tiempo para estudiar el sistema: más clientes hambrientos esperan en fila.

Hacemos un producto estándar, pero hacen falta 12 personas trabajando en armonía para hacerlo bien. Casi medio siglo después que el primer Bob's abrió sus puertas en Rio de Janeiro...

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