Vendimia prospera: el turismo vinatero en Colchagua esta en auge, pero hay problemas.

AuthorWoods, Casey
PositionClase Ejecutiva - Notas de la industria vinicola

Mientras el sacerdote bendice la inauguración del Quinto Festival Anual de la Vendimia en el valle de Colchagua, algunos presentes se agitan en sus asientos, ansiosos por volver a disfrutar de la música y el vino en la plaza de Santa Cruz. Pero no se van. Después de todo, le deben mucho a la vendimia.

A tres horas de camino, al sur de Santiago, este valle que acarician las brisas marinas y donde se asienta el pueblo de Santa Cruz, es el terreno de prueba de Chile como productor de vinos de primera clase. Rodeado de montañas y bendecido por el sol típico de la fértil región central del país, su suelo seco y rocoso es ideal para la vid. Durante la vendimia sencillamente no hay desempleo.

Históricamente, la mayoría de las uvas de Colchagua se dividían entre las mayores vinerías tradicionales de Chile, como Santa Rita y Concha y Toro. Sin embargo, tras el auge de los vinos chilenos en los años noventa, los cultivadores de Colchagua crearon sus propias marcas. Menos de diez años después, los nueve viñedos de la Asociación de Vinerías de Colchagua han alcanzado todo un récord: US$40 millones en ventas anuales.

Los viñedos de la asociación producen el 85% de los vinos del valle y algunos de los más caros del país, aproximadamente el 40% por encima del promedio nacional. Su éxito también ha fomentado una industria secundaria: el turismo.

El valle había estado perdiendo su tradición cultural del huaso (vaquero), pero el turismo la ha salvado. "El turismo está causando un redescubrimiento de la artesanía de la región", dice Marta Morrison, dueña de la tienda Artesanía Mapuche en Santa Cruz. "Cosas como el tejido tradicional de punto estaban desapareciendo, y hasta las mujeres de mayor edad habían dejado de tejer, pero ahora han comenzado a capacitar a una nueva generación de artistas".

El evento central de la industria turística es la Fiesta de la Vendimia de Colchagua, que comenzó en 1998 como reunión local y ahora es el mayor festival de vinos del país.

"Cuando empezó este festival, ni siquiera había transporte público en el pueblo", comenta María Estela Madriaga, vecina de Santa Cruz. "Los colectivos llegaron con los turistas". El festival de este año atrajo a 35,000 personas, más del doble de la población del lugar, en asociación con las promotoras, modelos atractivas contratadas para anunciar desde teléfonos celulares hasta descuentos en el mercado.

"Cuando empezamos a traer gente, en 1995, lo único que les mostrábamos eran las minas [de...

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