A la vanguardia.

AuthorA. Dempsey, Mary
PositionMujeres en posiciones de poder - TT: To the front. - TA: women in power

Las mujeres enfilan los cañones contra la discriminación en el gobierno.

Una mujer preside el gobierno de Panamá. Los alcaldes de Sao Paulo y la Ciudad de México también son mujeres. El 15% de los legisladores en las Américas son mujeres, sólo aventajadas por Escandinavia, con el 39%, y por encima del promedio mundial, menos del 14%.

Donde antes los hombres tenían el monopolio del poder, las mujeres comienzan a destacarse en los cuerpos legislativos, los tribunales y los gabinetes presidenciales. Pero incluso las que están en la vanguardia de este movimiento afirman que es hora de echar mano al martillo. Su objetivo: el llamado techo de vidrio, que tradicionalmente ha impedido que las mujeres ocupen las más altas posiciones.

Más mujeres ocupan curules en las cámaras bajas, pero todavía les cuenta trabajo llegar a la cámara alta. Las mujeres ocupan puestos en los gabinetes ministeriales, pero los menos importantes. Incluso la elección de la presidenta Mireya Moscoso en Panamá puede considerarse una novedad, no una tendencia. Es la segunda presidenta electa en Latinoamérica, después de Violeta Chamorro en Nicaragua (1990-1996). Isabel Perón (1974-1976) en Argentina, y Lidia Gueiler (1979-1980) en Bolivia prestaron servicio sin ser elegidas.

Pero los electores no apoyan necesariamente este estado de cosas. Una reciente encuesta de la firma Gallup en las mayores ciudades de Argentina, Brasil, Colombia, México y El Salvador mostró que el público opina que las mujeres están más capacitadas que los hombres para gobernar. Casi tres cuartas partes de los encuestados afirmaron que las mujeres harían una mejor labor en mejorar la educación. También prefirieron a las mujeres en materias como la protección del ambiente, reducir la pobreza y combatir la corrupción. Los hombres se consideraron más efectivos a la hora de dirigir las fuerzas armadas o en materia de seguridad pública.

El problema es que los partidos políticos no postulan mujeres a los altos cargos, ni los presidentes las nombran. La discriminación sexual está vivita y coleando.

Pero las cosas comienzan a cambiar. En 1991 Argentina instituyó cuotas de candidatas en las elecciones nacionales. En los seis años siguientes, once países siguieron su ejemplo. Entre 1997 y 2000, esas cuotas "hicieron aumentar la presencia de las mujeres en las posiciones de poder en un 5%, una mejoría impresionante de una elección a otra", concluye un informe de Mala Htun, politóloga de New School University en...

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