Ciudad para todos: muchas urbes de la región enfrentan la contaminación y el crecimiento desordenado.

En América Latina no faltan ciudades con poblaciones enormes, que sufren de contaminación, tráfico y calles llenas de basura.

Es por ello que debería ser motivo de celebración que tres urbes latinoamericanas aparezcan este año en la lista de las 15 más verdes del mundo, según el servicio de noticias ambientales Grist. Las ciudades de Curitiba, Brasil; Bahía de Caráquez, Ecuador, y Bogotá, Colombia, se beneficiaron de alcaldes visionarios, dispuestos a sentar un nuevo enfoque del medioambiente urbano.

"Es en nuestras propias ciudades donde podemos hacer grandes progresos en pro de un planeta más pacífico y equilibrado, de manera que podamos mirar al inundo urbanizado con optimismo en vez de miedo", escribió hace poco Jaime Lerner, quien fue alcalde de Curitiba en tres ocasiones. Durante su mandato, entre 1971 y 1992, Lerner comenzó cambios que han sido copiados en todo el mundo.

Curitiba, que antes era una urbe contaminada, ahora tiene 54 metros cuadrados de zonas verdes por habitante, un sistema de autobuses con su propio derecho de vía y plataformas de ascenso y descenso de pasajeros, así como pistas para bicicletas que incentivaron a los residentes a usar 25% menos de combustible per cápita que el que utilizan otros brasileños. La localidad también tiene los índices de contaminación más bajos del país. Los residentes de los barrios pobres reciben una bolsa de alimentos a cambio de un saco de basura reciclada.

En Bahía de Caráquez, Leonardo Viteri y otras autoridades municipales percibieron que necesitaban un proyecto para hacer que esta ciudad de la costa oeste, con una población de 30,000 habitantes, fuera menos vulnerable, tras las lluvias torrenciales y un terremoto que, en 1998, mató a 16 personas y dejó sin vivienda a 5,000. Introdujeron el uso de energía eólica y solar, controlaron la erosión y establecieron granjas orgánicas de camarones. Un tiradero de basura fue convertido en una planta de abono; árboles nativos fueron replantados en áreas devastadas y la próxima generación de conciencia ecológica fue promovida por asociaciones ecológicas para niños y jóvenes.

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Bogotá, una metrópoli de casi siete millones de habitantes, le debe mucho al exalcalde Enrique Peñalosa, quien rechazó un consejo para construir un mayor número de autopistas. En vez de eso, copió el sistema de autobús de Curitiba en el estilo metro, reservando pistas exclusivas para el tránsito de los autobuses, además de construir casi 300 kilómetros...

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