Batalla tributaria: los problemas de recaudacion muestran el duro camino de la reforma fiscal en Mexico.

AuthorQuinones, Sam
PositionGuia De Inversion - Noticia de portada

Sólo unas semanas antes (le que Vicente Fox fuera electo presidente de México, en julio de 2000, se corrió la voz de que su primera propuesta sería una profunda reforma del sistema tributario del país, abrumado por la evasión y al que la vasta economía informal pasaba prácticamente por alto.

Parecía un primer paso natural para el gobierno de Fox, el primero de la oposición en más de siete décadas, que trataba de hacer que México pasara de un sistema virtualmente unipartidista a una democracia abierta y moderna. Y además, el país necesitaba el dinero.

El gobierno espera que los ingresos por concepto de impuestos alcancen un total de US$80,000 millones en 2002, pero la cifra ya era un 7% inferior a lo planificado en el presupuesto en el primer trimestre del año en curso.

Pero la historia reciente de la reforma fiscal en México no se limita a un proyecto legislativo. En realidad, fueron los primeros traspiés de una nueva democracia. El proceso demostró que el pasado autoritario todavía proyectaba su sombra. También hizo patente que la derrota del Partido Revolucionario Institucional (PRI) fue sólo el comienzo --y quizás la parte más fácil-- de una transición que a todas luces parece prolongada y dolorosa.

La reforma demoraría 18 meses. Los líderes empresariales, acostumbrados a observar el proceso político desde afuera, y alentados por la exhortación de Fox a participar, trataron de influir sobre el proceso legislativo.

"En ese momento, no parecía difícil", afirma Gabriel Aguirre, coordinador de cabildeo de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), que representa a 40,000 empresas.

Coparmex estableció un sistema de cabildeo para influir al gobierno. "Yo pensaba con optimismo que el nuevo Congreso, sin un partido mayoritario, iba a permitir una discusión mucho más seria", explica Aguirre.

Pero lo que emergió del caótico debate de última hora en la Cámara de Diputados fue un guiso de nuevos impuestos y normas. Los empresarios y economistas dicen que las nuevas leyes son ilógicas y confusas, y que obstaculizan la creación de empleos.

Mal comienzo. En retrospectiva, se pudiera decir que la reforma fiscal arrancó con el pie izquierdo.

El plan más conocido del gobierno era extender a los alimentos y medicinas el 15% de impuesto al valor agregado (IVA) que ya se aplicaba a los bienes y servicios. Al igual que muchos países latinoamericanos, México grava el consumo y el ahorro en vez de los ingresos. La teoría era que el IVA no desalentaría la inversión. Además, todo apuntaba a que sería un impuesto relativamente fácil de cobrar.

En un país donde las dos terceras partes de la población es pobre y desconfía del gobierno, gravar las tortillas y la penicilina prometía ser una medida tan brutal como impopular. No obstante, menos de un mes después de la elección de Fox, y sin...

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