Comercio más libre ... pero con más reglas: con más de 100 acuerdos comerciales, América Latina es la región más abierta del mundo en términos de comercio, por lo menos en la teoría. Pero para aprovechar los beneficios, hace falta seguir reglas muy específicas que pueden ser un desafío incluso para las empresas más organizadas y aplicadas.

AuthorLudwig, Mark A.

Reglas impositivas llenas de vacíos, una administración débil y una aplicación de la ley poco efectiva son algunos de los obstáculos que enfrentan los gobiernos latinoamericanos en su incesante intento por cubrir sus responsabilidades fiscales. Para conseguir un flujo estable de ingresos, la mayoría de los países depende de las tarifas de aduana, el impuesto al valor agregado y otras tasas que se cobran en las fronteras. Estos impuestos transaccionales son mucho más fáciles de administrar, cobrar y aplicar que el impuesto a las ganancias. De hecho, los bienes no se mueven si los impuestos no están pagos. Los impuestos transaccionales, a veces también llamados impuestos "indirectos", son tan significativos que el Banco Mundial estima que, en algunos países generan más de 40 por ciento de los ingresos fiscales.

Para los recaudadores de impuestos, la forma en que se generan estos ingresos es como un sueño hecho realidad. Partiendo desde el valor CIF (Costo, Seguro y Flete, por sus siglas en inglés) de una mercadería, se pone en marcha la aplicación sucesiva de una sede de cargas a la importación. Tras calcular y aplicar el primer impuesto (usualmente una tasa de aduana) sobre el valor CIF de un producto, se aplica otro impuesto (generalmente el impuesto al valor agregado), y así sucesivamente. Si se añaden a todo esto los costos de puerto, las tarifas de aduana y otros gastos, una buena parte de los ingresos fiscales provienen del hecho de que los pagos se calculan sobre montos que ya incluyen otros impuestos.

"En general, los sistemas impositivos de América Latina tienen un alto grado de complejidad", dice Ed Godoy, socio especializado en impuestos internacionales de la oficina de Miami de BDO USA LLR "Las empresas tienen que saber cómo moverse. De lo contrario pueden encontrarse con sorpresas desagradables", agrega.

En Brasil, por ejemplo, los costos asociados con la importación de un producto hecho en Asia, Europa o los Estados Unidos puede incrementar el precio de compra en un 50 por ciento o más, llevando un precio de venta internacional de $100 a un costo total puesto en tierra de $150.

Las tarifas de aduana de dos dígitos, los impuestos al valor agregado de cada estado y los impuestos federales especiales son sólo algunos de los costos en una cascada de impuestos que puede arruinar la competitividad y la rentabilidad locales.

Frente a esta realidad, algunas empresas aceptan la situación como el costo de hacer negocios en estos mercados, mientras que otras intentan desarrollar estrategias para reducirlo. Las que adoptan la segunda estrategia se enfocan en uno o varios de los puntos a lo largo de...

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