LOS SUPERJEFES DE AMERICA LATINA.

AuthorA. Dempsey, Mary
PositionTT: Latin America's super-executives.

Si usted estuviera buscando a un presidente ejecutivo para hacer un cambio radical en un sector o en un mercado, ¿a quién nombraría?

Para identificar a los ejecutivos más codiciados de América Latina, LATIN TRADE se dirigió a importantes firmas de búsqueda de ejecutivos. Korn/Ferry International, Spencer Stuart, Egon Zehnder International, Russell Reynolds y Mariaca & Associates recibieron una lista de sectores y se les pidió que eligieran a la mejor persona para cada uno. El dinero que pudieran pedir no importaba, y tampoco su nacionalidad. Se consideró a los candidatos que recibieron varios votos de distintas fuentes.

¿El resultado? Los superpresidentes ejecutivos de América Latina, una selección de los 40 ejecutivos más rápidos que la inflación, más poderosos que los sindicatos y capaces de salvar grandes devaluaciones de un solo salto. Con su visión de rayos X, penetran densos balances generales. Sólo con sus manos, transforman empresas intransigentes en modelos de dinamismo del siglo XXI.

"¿Qué los distingue? Que tienen una idea brillante", dice Sam Podolsky, director gerente de Spencer Stuart en Ciudad de México. "Y una gran integridad".

Los superpresidentes de LATIN TRADE dirigen una gran variedad de sectores, desde tecnología de la información hasta productos farmacéuticos. Viven muy al norte, en Redmond, estado de Washington, y muy al sur, en Buenos Aires. Dominan conglomerados internacionales y empresas familiares. Al frente de una compañía nacional o de una extranjera, casi todos son latinoamericanos.

Y, naturalmente, se venden caro. Muchos cobran salarios básicos por encima del millón de dólares. Un ejemplo es Parto Periquito, que se convirtió en jefe de Whirlpool en América Latina cuando la multinacional adquirió en 1997 un interés mayoritario en Multibrás, donde era presidente ejecutivo. Con un aumento de salario y un bono, Whirlpool aumentó la compensación de Periquito de US$207.000 a US$1,2 millones.

Un bono también atrajo a Juan Manuel Forn a su puesto actual. Se dice que el ex ejecutivo de Philip Morris aceptó un salario de US$600.000 para irse del gigante tabacalero a San Miguel, con una condición: US$600.000 extra si sacaba de los números rojos al asediado suministrador alimentario. Los cobró.

"La mayor parte de las compañías ya van entendiendo que el capital humano es su activo más importante", dice Daniel Margolis, director de comunicaciones de Korn/Ferry International. "Por eso están dispuestas a pagar altos salarios a ciertos individuos".

A cambio de esos sueldazos, estos presidentes ofrecen un gran talento.

El grupo mayor de nuestra selección --12 de los 40 presidentes ejecutivos-- subieron en el sector tecnológico, saltando de un alto puesto a otro. Fueron los ejecutivos más mencionados en la encuesta, quizá porque la cantera de magos de la tecnología de América Latina es como la de Estados Unidos: pequeña pero selecta. Estos ejecutivos se distinguieron por un rasgo común: astucia en las ventas.

Manoel Amorim, que era ejecutivo de Procter & Gamble cuando contrajo el virus de la tecnología, pasó recientemente de America Online Brasil a Telesp, de Telefónica, en Sao Paulo, contratado para que aumentara sus ingresos. Al incrementar sus ventas, el superpresidente Jaime Chico Pardo llevó a Teléfonos de México a un crecimiento de las ganancias del 100% en tres años. Entretanto, Ricardo Verdaguer, de Impsat Fiber Network, apunta a catapultar las ventas en el 50% en 2001.

Poderosos. Con menos encanto, pero en gran demanda fuera del mundo tecnológico, están los presidentes duros, los artífices de fusiones que saben virar compañías al revés y reducir costos a la vez que elevan las ganancias. Estos superpresidentes disfrutan su capacidad de rescatar compañías de la ruina. Mantienen el vigor de sus empresas a pesar de devaluaciones, agitaciones políticas y barreras comerciales.

Antonio Madero Bracho convirtió a SANLUIS Corp., de México, en el productor de oro y plata con costos más bajos del mundo. El presidente ejecutivo de CMPC, Arturo Mackenna, llevó al principal productor chileno de pulpa a nuevos mercados extranjeros después de la crisis asiática. Y Fernando Oris de Boa convirtió al productor argentino de limones Molinos Río de la Plata en una empresa de primer orden al producir también subproductos como aceite de limón (usado por fabricantes de refrescos) y pectina para mermeladas, pasta dental y medicamentos.

Eso no quiere decir que los presidentes ejecutivos de la vieja economía no reconozcan el conocimiento tecnológico como un talento que se busca cada vez más. Claudio Galeazzi controla las pérdidas de Lojas Americanas y pone en línea a la cadena brasileña de tiendas de descuento. Bajo Juan Peirano, el minorista argentino Disco construyó una red logística vinculada a la Internet. Y en México, Lorenzo Zambrano adoptó la tecnología como parte de una estrategia que, en menos de 15 años, convirtió a Cemex en el tercer fabricante de cemento del mundo. Aldea global. Más de...

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