Una solución LatinoAmericana para un problema Africano.

AuthorGiugale, Marcelo

[ILUSTRACIÓN OMITIR]

HACE 15 AÑOS México hizo algo a lo que sólo los países ricos se habían atrevido: transferir dinero efectivo a su población pobre, de manera directa. Los desembolsos venían con una condición: los receptores tenían que mandar a sus hijos a la escuela y vacunarlos.

En la actualidad, alrededor del 70 por ciento de los países en desarrollo siguen el ejemplo y la mayoría de las evaluaciones muestran que la idea funcionó. Pero las transferencias directas de dinero en efectivo pueden ser algo más que una forma inteligente de dar asistencia social.

De hecho, pueden darle al África una solución clara a su problema más urgente: cómo manejar su bonanza de materias primas.

Los elevados precios y los vastos descubrimientos de petróleo, gas y minerales están convirtiendo al continente en una megalópolis en auge, con importantes fondos fluyendo a las arcas de los gobiernos. Es grande el riesgo de que esos fondos se desaprovechen o directamente sean robados. La mejor manera de cubrirse contra ese riesgo es mejorar las instituciones públicas, por ejemplo las oficinas de presupuesto, inversión y anticorrupción. Pero eso llevará tiempo. ¿qué se puede hacer entretanto? Transferir parte del dinero directamente a la gente, de manera universal y uniforme, la misma cantidad a cada persona, sea rico o pobre. Llamémoslo "transferencia directa de dividendos".

¿Pero por qué hacerlo? ¿No significaría ello menos dinero para escuelas, centros de salud y caminos? No necesariamente. De hecho, las transferencias directas de dividendos pueden contribuir a reducir la pobreza, la corrupción y a aumentar los servicios públicos.

En primer lugar, la pobreza. Si un típico gobierno africano (digamos Gabón) distribuyera, digamos, un décimo de sus ingresos por hidrocarburos o minerales, cada uno de sus ciudadanos obtendría alrededor de US$100 por año. Eso podrá no ser mucho para una persona en buena posición, incluso quizás ni siquiera se moleste en pasar a cobrarlo. Pero sería una gran ayuda para las familias pobres, una diferencia entre el día y la noche en sus esfuerzos para salir de la pobreza.

De manera óptima, a uno le gustaría centrar la transferencia sólo en los pobres, y olvidarse de los ricos. Pero, en la mayoría de los lugares, eso sería políticamente complicado de lograr, o imposible. Y, de todas formas, hay muy pocos ricos en África.

En segundo, menos corrupción. La mejor forma de entender por qué las transferencias directas de dividendos podrían...

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