Punto final.

AuthorStinson, Douglass
PositionPol

BUENOS AIRES --Las buenas tramas tienen un principio, un nudo y un final. A este tipo de construcción se le llama arco dramático. Al parecer, los gobiernos tienen su propio arco dramático. Tanto para escritores como para políticos, la cuestión es cuándo hay que poner el punto final.

El presidente de Argentina, Carlos Menem, aceptó por fin lo que decían desde hace meses los líderes empresariales del país: el legado de Menem y la economía quedarían en una situación mucho mejor si Menem concluye tranquilamente su segundo término y no trata de modificar la Constitución para poder postularse a otra reelección. "He guiado la revolución pacífica y democrática más profunda de Argentina", expresó en una declaración. "Los frutos de este esfuerzo son la riqueza para todos, y nada ni nadie tienen el derecho de ponerlos en peligro".

La intriga política que colocó a Menem contra la Constitución y el posible heredero de su partido peronista, Eduardo Duhalde, gobernador de Buenos Aires, creaba precisamente ese peligro. Tan abrumador fue el debate sobre si Menem podía y debía postularse para un tercer período a pesar de haber alterado ya la Constitución para obtener un segundo término de cinco años, que amenazó con reducir el dinámico crecimiento económico del país, que gira en tomo al 7% anual.

El sistema jurídico es uno de los eslabones más débiles del gobierno argentino. Los críticos dijeron que una nueva percepción de entremetimiento con el Tribunal Supremo (pro Menem) y la Constitución sólo serviría para empeorar...

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