Puertos de cambio.

AuthorFabey, Michael
PositionPrivatizaci

A pesar de las mejoras que se planean, algunas compañías flete marítimo no ven con buenos ojos la privatización de los puertos chilenos.

La mejor forma de ver el Puerto Chileno de Valparaíso es tomar uno de los viejos funiculares hasta la cumbre de los cerros que dominan el mayor centro de embarque de carga del país. Desde la cima, la escena semeja una postal del típico puerto sudamericano. El agua azul de la bahía, los contenedores rojos y naranja, los cargueros negros, los cruceros blancos y las hileras de casas y negocios ofrecen un cuadro perfecto de armenia marítima.

Pero muchas compañías portuarias no encajan en este cuadro. "Muchas empresas desaparecerán", dice Francisco Lobos Basauri, presidente de la naviera Marítima Valparaíso.

Lobos es uno de muchos ejecutivos que dicen que la reciente privatización de puertos en Chile posiblemente reduzca la competencia. A su vez, pronto el puerto dejará de ser competitivo, e incluso Chile dejará de ser una escala viable para las navieras. En consecuencia, importadores y exportadores tendrán menos alternativas. "Habrá una reestructuración", dice Gonzalo Blanc Sánchez, gerente comercial de la naviera Somarco, de Valparaíso.

El gobierno chileno empezó a vender las terminales a fines de 1999 y las compañías privadas tomaron el control en enero. Inversiones Cosmos, de Chile, se unió a inversores alemanes para adquirir el puerto de Valparaíso por unos US$91 millones, mientras Stevedoring Services of America, de Estados Unidos, se asoció con Sudamericana Agencias Aéreas y Marítimas (SAAM) para quedarse con las terminales de San Vicente por US$47 millones y de San Antonio por US$121 millones. Un grupo de siete compañías chilenas adquirió otra terminal de San Antonio por US$8,4 millones. Los puertos del norte probablemente tengan nuevos dueños este año.

La privatización de los puertos tiene por fin mejorar la productividad. En Chile, como en casi todas partes, los puertos se han convertido en nidos de corrupción y servicio deficiente. Las normas comerciales exigían un trabajo portuario eficaz, que estaba ausente en muchas terminales dirigidas por caudillos sindicales y anticuadas normas laborales.

Sin embargo, la reforma portuaria tardó mucho en llegar. Los líderes sindicales no ceden el poder fácilmente. Muchos pensaban que el gobierno chileno seda incapaz de vender los puertos. "Muchas personas creían que no era posible", comenta Andrew Hardy, director de Cross Pacific Chartering, una agencia de...

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