Campos de batalla: Brasil prohibe los cultivos transgenicos, quiza demasiado tarde.

AuthorKepp, Mike
PositionConexion

¿POR CUÁNTO TIEMPO PODRÁ OPONERSE BRASIL, gran suministrador de maíz y soya al mercado internacional, especialmente a Europa, a los alimentos modificados genéticamente?

La soya transgénica y, en menor escala, los granos de maíz que entran clandestinamente de Argentina ya han causado la aparición de un pequeño porcentaje de productos de soya y maíz modificados. Se supone que las semillas genéticamente modificadas constituyeron el 8% de la cosecha de soya de 1999 en Brasil.

Si se da luz verde a los cultivos genéticamente modificados, el polen pasaría de un campo a otro y las semillas podrían mezclarse en el transporte, algo que ya ha sucedido en Estados Unidos, donde ha llegado a los consumidores en tacos contaminados. Los agricultores, los procesadores de alimentos y los grupos ambientalistas dicen que el cruce accidental es prácticamente inevitable.

Entretanto, si los transgénicos siguen prohibidos, advierten los expertos, la demanda del mercado negro en Brasil podría hacer que entren las semillas de todas formas y contaminen los campos. Si la demanda de alimentos transgénicos crece, y la presión del público para que se aprueben leyes de identificación de productos genéticamente modificados no reduce el consumo interno, también crecerá la demanda de semillas de contrabando, dice Gabriela Flora, asociada del programa de biotecnología agrícola en el Instituto de Política Agrícola y Comercial de Minneapolis, Minnesota.

Societe Generale de Surveillance, de Suiza, que dirige laboratorios de prueba de productos en distintos países, piensa que el miedo será un gran negocio. En abril, abrió el primer laboratorio de prueba de productos genéticamente modificados de Brasil en Santos. El laboratorio certificará si los productos brasileños de maíz y soya no están genéticamente modificados. Europa requiere que la soya genéticamente modificada lleve una etiqueta y restringe la mayor parte de los otros cultivos transgénicos.

Actualmente, procesadoras multinacionales de soya y maíz en Brasil, como Cargill, Archer Daniels Midland y Bunge, deben pagar una prima del 10% sobre costos normales de embarque para enviar muestras de sus cargamentos a laboratorios norteamericanos y europeos que los certifican. El proceso toma una semana; si se hiciera en Brasil, tardaría dos días.

Cuando los resultados de laboratorio muestran productos genéticamente modificados, las procesadoras tienen que buscar nuevos compradores, lo que suele significar pasar de Europa al sur de...

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