Procedencia haitiana.

AuthorFabey, Michael
PositionAdministraci

Las confiscaciones de drogas señalan problemas de seguridad.

Las autoridades norteamericanas están exaltadas por las toneladas de cocaína recién confiscadas en bar cos que llegaron a Miami procedentes de Haití. Pero los decomisos quizá no sean más que una pequeña molestia en el negocio del narcotráfico.

A fin de cuentas, el Departamento de Estado lleva tres años alertando sobre el problema de las drogas en Haití, que está en la encrucijada de importantes rutas del trasiego de narcóticos. Los funcionarios de EU calculan que la tercera parte de la cocaína que entra de contrabando pasa el mar Caribe.

"Hay una correlación directa entre el empeño de contener el narcotráfico y el mantenimiento de economías fuertes en la región", según Phillip Goddard, ministro de Transporte de Barbados, país que según la CIA es un importante puente del narcotráfico.

La mezcla de cargamentos legales e ilegales, más la falta de seguridad y control, causan grandes pérdidas a las economías latinoamericanas. Casi el 40% del presupuesto de Haití se recauda mediante tarifas aduanales e impuestos. Pero el gobierno pierde cuantiosos ingresos porque al país entran drogas ilegales, televisores, ropa, joyas y otras mercancías por puertos apartados.

Los problemas de seguridad en las rutas marítimas y los puertos pequeños de Haití y de otros pases latinoamericanos también tienen consecuencias mayores. Las líneas navieras, los importadores y los exportadores pagan multas por las drogas que encuentran en sus envíos. También tienen que pagar el costo de los cargamentos robados, de seguro adicional y de medidas de seguridad extremas.

En comparación con las patrullas de muchos puertos importantes de América Latina, los hunos de Atila parecerían afeminados. Y lo dice alguien que en más de una ocasión ha sufrido el maltrato de los guardias de seguridad en muelles de Argentina, Venezuela y Panamá. Es más difícil que lo dejen a uno entrar en los grandes puertos de esos pases que conseguir una audiencia con el Papa. Equipos de guardias de seguridad, privados y del gobierno, patrullan las terminales. Si uno no tiene nada que hacer allí, y a veces aunque tenga algo que hacer, puede terminar mirando la boca de un arma de fuego.

Pero lo mismo no ocurre en puertos menores de América Latina y el Caribe, como los de Haití. Allí faltan los patios cercados para acopiar los cargamentos, las luces de seguridad, la verificación de identidad, todos los elementos de protección...

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