Paraíso acuático.

AuthorKepp, Mike
PositionTT: Aquatic paradise.

Los ganaderos pescan una fuente de ingresos.

La Aldea de Bonito, en el oeste del estado de mato Grosso do Sul, recibió su nombre gracias a una peculiaridad geológica. La piedra caliza disuelta en los ríos de la región calcifica las impurezas, que al hundirse dejan cristalina el agua.

Esta peculiaridad ha convertido los ríos en acuarios naturales, llenos de dourados, piraputangas rojas, curimbatas azuladas y piaus plateados con manchas negras, así como una flora acuática más exuberante que la abundante vegetación de las márgenes, hogar de monos y guacamayos.

Hasta principios de la década de 1990, sólo el ganadero Geraldo Pinheiro, propietario del rancho Sao Geraldo en Bonito, su familia y sus amigos disfrutaban del río Sucuri, que cruza sus terrenos. Una de las singularidades más asombrosas eran los huevos calcificados de caracoles que cubrían el lecho del río.

Al final se corrió la voz del paraíso acuático.

"Docenas de aficionados al snorkeling tocaban a nuestra puerta los fines de semana. No sólo querían bajar por el río a través de nuestra propiedad, sino acampar en nuestros terrenos. Temíamos que aunque nos negáramos, algunos entrarían", dice Claudio Carneiro, administrador del rancho y yerno del dueño. "Así que decidimos que si de todas formas nos iban a invadir, sería mejor organizar la invasión".

A otros rancheros de Bonito les sucedió lo mismo. De modo que en 1992, comenzaron a asociarse con agencias turísticas locales. Las agencias venden giras a una cantidad limitada de personas, que van con guías a recorridos por el río en horarios rigurosamente programados.

Los rancheros proporcionan los equipos necesarios, como respiradores, trajes isotérmicos y chalecos salvavidas, y prohibieron usar bronceadores y repelente contra insectos y alimentar a los peces.

Al crecer la empresa, los rancheros instalaron comedores y baños, construyeron puentes y senderos que dan al río, y compraron botes para que los visitantes pudieran observar los peces desde la superficie. Debido a su enorme inversión, los rancheros se quedan con la parte del león de los ingresos; el resto se divide entre las agencias turísticas, los guías y el gobierno municipal, que le cobra un impuesto a los recorridos.

"Teníamos grandes dudas sobre la viabilidad económica de hacer ecoturismo en el rancho porque nunca vimos al río Sucuri como una fuente de ingresos", dijo Carneiro. "Nos fue difícil creer que vendrían muchas personas de toda la región...

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