Puente sobre aguas turbulentas: los obstáculos económicos y políticos dificultan el desarrollo de proyectos de acueductos y alcantarillado en América Latina.

AuthorPoole, Claire
PositionIncluye art

Los obstáculos económicos y políticos dificultan el desarrollo de proyectos de acueducto y alcantarillado en América Latina.

Las Zanjas del Alcantarillado todavia estan abiertas en las calles sin pavimentar del modesto suburbio de Bajo Boulogne, al norte de Buenos Aires. Pero Nilda Gastíazoro ya no tiene que preocuparse de que sus hijos beban agua de pozos contaminados, o de quedarse sin agua en el verano.

"Por la noche casi nunca teníamos agua, y en el verano, no habia ni gota", dice Gastiazoro. "Ahora tenemos agua todo el año y es muy cristalina. Ya no hay que temer que uno se pueda enfermar".

Gastiazoro tiene que agradecérselo a Aguas Argentinas. Desde que en 1993 obtuvo una concesión a 30 años (valorada en US$4.000 millones) para el sistema de suministro de agua de la ciudad, la compañía, operada por un consorcio internacional dirigido por Lyonnaise des Eaux, de Francia, ha invertido US$730 millones en mejoras. Ha sustituido tuberías en mal estado, ha construido modernas plantas de tratamiento y ha ampliado la red de servicio municipal a 1,3 millones de viviendas más, incluida la de Gastiazoro. En estos momentos construye un río subterráneo, a un costo de US$300 millones, que dará servicio de alcantarillado a más de un millón de habitantes en la zona oeste de Buenos Aires.

El Banco Mundial ha declarado que la privatización, una de las mayores de Argentina, es un triunfo colosal. La privatización ha servido de modelo para otros países, en la región y fuera de ésta. "Que se hayan recaudado US$500 millones demuestra que se puede hallar financiamiento, y eso ha contribuido a estimular el interés a nivel mundial", dice Declan Duff, director de servicios públicos de la Corporación Financiera Internacional (IFC), rama financiera del Banco Mundial, que colaboró en el financiamiento del trato.

Pero Aguas Argentinas demuestra ser la excepción, no la regla. Los obstáculos económicos y políticos hacen que los planes de privatizar los servicios de acueducto sean las oportunidades más difíciles de explotar en América Latina.

Aunque la región ha emprendido la venta de sectores estatales, como las telecomunicaciones, las aerolíneas y los servicios públicos, ha resultado difícil liberar del control gubernamental las instalaciones de acueducto y tratamiento de aguas negras. Por una parte, el suministro de agua es un servicio social importante, y a una población escéptica le resulta difícil digerir su privatización. Por otra, se le considera el último bastión del control estatal, y algunos burócratas se niegan a cederlo.

Por último, está la cuestión de la propiedad: ¿quién controla el grifo del agua de un país? ¿Su pueblo o una empresa extranjera radicada al otro lado del planeta? En ese sentido el agua es como el petróleo: muchos latinoamericanos la consideran un derecho otorgado por Dios y no están dispuestos a cedérselo a una empresa privada, ya sea nacional o extranjera.

También es difícil atraer inversión privada a estos proyectos, tanto en deuda como capital. ¿La razón? Es difícil verificar el crédito de muchas municipalidades. "Con frecuencia las municipalidades controlan el uso del agua y a menudo se cuestiona su credibilidad", comenta Craig W. Reyno1ds, director administrativo de la sección latinoamericana de GE Capital, de Estados Unidos. "Pero hay un potencial enorme. Con regímenes definidos de regulaciones y estructuras de tarifas que contemplen los riesgos, se puede conseguir capital".

Por ejemplo, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) destinará US$3.000 millones a proyectos de acueducto y alcantarillado en la región en los dos próximos años. La cifra representa el 20% de su presupuesto total para préstamos. El BID ha aprobado recientemente proyectos en Bolivia, Ecuador, México, Nicaragua y Uruguay, y estudia otros para Brasil, El Salvador y Venezuela.

Los fondos privados de inversión también están interesados. Lloyd Bentsen, ex secretario del Tesoro de Estados Unidos, se ha asociado con el gigante de los seguros American International Group, de Nueva York, con GE Capital y con Emerging Markets Partnership (EMP) para invertir en infraestructura y sectores afines en América Latina. Hasta ahora, el fondo ha recaudado US$1.000 millones, de los cuales el 10 o 15% se destinará a proyectos de acueducto y alcantarillado. "Estarnos muy interesados en el agua", dice Everett J. Santos, jefe ejecutivo del Grupo Latinoamericano de EMP en Washington. "Las ganancias son interesantes y los beneficios para la sociedad son grandes".

El pozo se seca. No hay duda que hay que hacer algo para que el agua siga corriendo en la región. Unos 100 millones de latinoamericanos carecen de suministro seguro de agua potable, y unos 140 millones no cuentan con servicios de higiene pública adecuados, según el Banco Mundial.

Lo que es peor, se espera que esas cifras crezcan. Según el Banco Mundial, el sector industrial de los países desarrollados consume aproximadamente el 40% de la capacidad total de agua. En los países en vías de desarrollo, la cifra ronda el 10%. De modo que la combinación de un elevado incremento demográfico y un crecimiento industrial que se extiende a toda la región evidentemente aumentará la demanda de servicios de acueducto y alcantarillado.

El Banco Mundial estima que para satisfacer esa demanda hará falta invertir US$115.000 millones en los próximos 10 años: US$50.000 millones en servicios de agua potable y US$65.000 millones en alcantarillado. Brasil y México son los países que necesitan más ayuda (una cifra calculada de US$2.500 millones y US$2.000 millones respectivamente) seguidos por Argentina (US$700 millones), Chile, Venezuela y Colombia (US$300 millones cada uno) y Perú (US$200 millones).

Obviamente, muchos países de la región no pueden darse el lujo de semejante inversión. Así que algunos han decidido cambiar, o estudian la posibilidad de modificar, sus normativas para autorizar la entrada de las empresas extranjeras en el sector. Argentina ha abierto más concesiones a la inversión privada en las provincias, mientras que Chile, México, Colombia y Brasil (ver recuadro) avanzan por el mismo rumbo.

"En ciertos lugares se puede vivir sin electricidad, dice Reynolds, de GE Capital. "Pero en ninguno se puede vivir sin agua".

El mercado ya es grande. Según Environmental Business Journal, publicación comercial norteamericana, la administración de acueductos y alcantarillados representa el 51% del mercado de servicios ambientales de América Latina, que mueve unos US$7.800 millones anuales. El equipamiento para el suministro de agua está en un tercer lugar con el 10%.

"Construir y administrar la infraestructura de acueducto y alcantarillado representa la mitad del mercado ambiental y sin duda representa la mayor oportunidad en cuanto a ingresos disponibles en los próximos 10 años", comentó la publicación en una edición especial sobre los mercados latinoamericanos.

El modelo argentino. Argentina fue uno de los primeros países de la región que abrió el sector del agua a la participación privada. Hasta el momento se han privatizado seis de las 22 empresas provinciales de acueducto, entre las que se destaca Aguas Argentinas, en Buenos Aires.

Gracias a la experiencia de su socio principal, Lyonnaise des Eaux, Aguas Argentinas ha dejado de ser una empresa con pérdidas (US$200 millones al año, según un...

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