Nuevas cepas.

AuthorFranklin, Jonathan
PositionIndustria vin

La alta tecnología da nueva vida a los vinos chilenos

Olvídese de los punto com. El nuevo negocio de alta tecnología en Chile es el vino.

La industria vinícola chilena, en su mayoría dirigida por familias y muy poco dada a los cambios, es objeto del embate de una nueva generación de viñedos, que contratan a especialistas sólo un poco más viejos que un buen Bordeaux. Alentada por esa sangre joven, el sector ha cambiado de una producción masiva a nuevas boutiques. Hoy funcionan unas 85 vinaterías, muchas de ellas operaciones especializadas pequeñas que le han subido la parada a una industria caracterizada hasta hace poco por una tecnología antiquísima y sólo los tintos más básicos,.

En otra época, los barones del vino en Chile se dedicaron a desmontar campos de arroz en los valles y plantaron una mezcla variopinta de cepas. Aprovecharon un clima y una tierra ideales, y la ausencia de Phylloxera, un voraz insecto que devora las raíces de las plantas y que devastó viñedos completos en Europa.

"Antes, el negocio era como una lechería. Todos pensaban que si producían suficiente leche tendrían crema de cualquier manera", afirma Pilar Miranda, de 29 años y vinatera de Undurraga, a unos 32 kilómetros de Santiago en el Valle del Maipo. "Hoy, la elaboración de vinos en Chile es arte y es ciencia a la vez".

En la Universidad de Chile los agrónomos estudian en laboratorios modernos, donde tratan de combinar las características de la tierra con los métodos tradicionales europeos, con el fin de transformar el sabor del vino chileno.

Las vinaterías chilenas usan la maquinaria más avanzada, y los operadores saben que ese factor es esencial para mantener la competitividad.

"Durante los últimos dos años la atención se ha centrado en la ciencia exacta y zonas de producción menores, algo nuevo para Chile", explica Alvaro Peña, profesor de Enología de la Universidad de Chile. "Ahora no nos concentramos tanto en las últimas etapas del proceso, sino en la fruta. Esto ha cambiado la geografía de la producción y ha llevado a enormes inversiones".

En jeans gastados, una chaqueta abrigada y botas altas, Cecilia Guzmán, de 27 años, es un ejemplo de los nuevos vinateros chilenos. Se recuesta contra una fila de barriles de roble de varios metros de alto, donde descansa el orgullo de Haras del Pirque, otra nueva vinatería, unos 25 kilómetros al sur de Santiago en el pueblo de Pirque.

"La tecnología tiene su lugar en la elaboración de vino porque permite hacer lo apropiado...

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