En el nombre de Hidden figures

AuthorMiguel Ángel Jusdado
Pages19-80
I. E     
Quiero comenzar este primer capítulo mostrando mi gratitud a Mar-
got Lee Shetterly, por haber escrito el libro “Figuras Ocultas” en el año
2016. Sin ese libro, quizá no se habría producido la película del mismo
título, que ha venido a reivindicar algo que si bien fue noticia en la prensa
de los años 40,50 y 60, habría quedado muy olvidado por el protagonismo
de otros actores míticos, en el proceso de integración racial en USA.
En efecto, cuando gentes de los cinco continentes reexionan sobre
la lucha contra el fenómeno de la segregación racial, en seguida salta el
nombre de Luther King, icono de la lucha por los derechos civiles. Y es
posible que, junto a él, salten también imágenes simbólicas: la de Rosa
Parks, negándose a ceder su asiento a un hombre blanco; o acaso el su-
ceso de los cuatro de Greensboro; o la historia de amor de Mildred Loving
que sigue celebrándose cada 12 de junio en USA desde el año 1967. Y el
polémico Malcolm X…y otros. Y, en n, es posible que quiénes tengan
más cercanía con el mundo del Derecho, recuerden a Linda Brown y
urgood Marshall, por citar la decisión histórica de la Corte Suprema
USA, sobre el nal de la segregación en las Escuelas en 1954.
Obviamente, el icono africano de Nelson Mandela iguala o incluso su-
pera a todos los anteriores. Pero hay un paralelismo de negros africanos en el
durísimo Apartheid de Sudáfrica que ofrece una convergencia, al levantar el
foco hacia la perspectiva mundial del cuadro de segregación racial. Pido aquí
licencia a los lectores, para trazar una metáfora pictórica: como en el punto
de fuga de un cuadro, aparentemente convergen -a nuestra vista- las líneas
paralelas; de semejante modo la segregación racial en USA y el apartheid de
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Sudáfrica, también convergen de alguna manera, al tratar de pintar el cuadro
histórico del racismo en ambos lados del Atlántico. Ciertamente, la compa-
ración no es de geometría jurídica. Y, por otra parte, la cronología maniesta
un gran desfase en los tiempos. Baste pensar que, en 1963, en USA existe ya
un proyecto de ley sobre la mesa del presidente Kennedy, mientras que en
Sudáfrica ese mismo año comenzará el cautiverio de Mandela, que seguirá en
prisión hasta 1990. Pero hay un fondo de ojo y una semejanza compartida: la
lucha por la igualdad de derechos civiles. Con treinta años de retraso, llegan
los derechos de los negros del Apartheid. Pero el vuelco es absoluto, y en 1994
Mandela llega a la presidencia por sufragio universal. En los Estados Unidos
faltarán aún 14 años para que Obama ocupe la Casa Blanca.
Seguimos en USA. Si no hubiera sido por aquel libro y aquella pe-
lícula antes citados, nadie mencionaría a Katherine Goble Johnson, Do-
rothy Vaughan o Mary Jackson: se trata de tres heroínas silenciosas de
máxima importancia en la lucha por la integración racial en los Estados
Unidos. En las siguientes páginas de este capítulo haré contínuas refe-
rencias a su trabajo e inuencia para lograr la igualdad y abolir la segre-
gación en USA. Y creo que se podrán constatar relaciones y vínculos
entre su lucha inteligente, y algunas de las conquistas jurídicas y sociales
más decisivas para la comunidad negra. Lo subrayaré en cada ocasión.
Pero quiero dejar sentado desde ahora, que éste no es un libro sólo
sobre los derechos civiles en USA. Es más siglo XXI. Como se indica en el
subtítulo, realiza una visión a la luz de la Ética, las ideologías y paradig-
mas. Y como acabo de subrayar en la breve Introducción, busca reconec-
tar aquel dramatis personae entre protagonistas míticos y desconocidos.
Pero sobre todo pretende hacer el relato de esos cambios de paradigma,
que no son tanto cientícos cuanto ideológicos, en la medida en que no
proceden de los descubrimientos cientícos experimentales, sino más
bien de consensos sociológicos y políticos que terminan por consagrar un
cambio paradigmático en Leyes o Sentencias. Y, sin embargo, una duda
sigue latiendo en el trasfondo de los cambios de paradigma: ¿no es tam-
bién un reconocimiento cientíco lo que provoca ese cambio? Lo veremos.
Es cierto que a veces los hombres se hacen héroes a través de la epo-
peya. Pero no es menos cierto, que la Historia nos presenta también mu-
Derechos civiles en Estados Unidos. Ética, ideologías y cambios de paradigma 21
chas veces, actitudes heroicas de mujeres y hombres excepcionales, que
murieron en sus camas sin salir del anonimato. Y no se trata de elaborar
un alegato de héroes anónimos. Tan sólo reivindicar ese trabajo heroico
e incluso épico, de gentes que no pretendieron hacer una epopeya sino
hacer sencillamente… lo correcto.
André Maurois en una de sus exitosas obras de literatura, arma que
la tragedia casi siempre aparece cuando nuestros personajes tienen que
afrontar tareas de una dicultad excesivamente superior a sus recursos y
posibilidades. Por el contrario, si las tareas son extraordinariamente di-
fíciles, pero nuestros personajes tienen la fuerza y el aplomo para afron-
tarlas, entonces entramos en el maravilloso escenario de la epopeya. Sólo
allí, las acciones son épicas y nuestros protagonistas héroes. Ahora bien, la
línea divisoria entre tragedia y epopeya no es siempre clara y predecible,
sino incierta y difusa. Obviamente si se presagia un funesto desenlace y
se transforma en glorioso, la tragedia se convierte en epopeya. Hay una
mágica mezcla de fe, coraje y destino, que puede llevar al hombre -a la mu-
jer- desde la más segura derrota hasta la más increíble victoria.
Esa fórmula de fe, coraje y destino la encontramos en Martin Luther
King y en Nelson Mandela, pero también en nuestras Figuras Ocultas:
Mary Jackson, Dorothy Vaughan y Katherine G. Johnson. Vamos a inten-
tar el relato.
1. D   M J
A) El Derby de coches de madera
El 4 de Julio de 1960 se iba a celebrar el décimo Derby anual de co-
ches de madera en la península de Virginia. Este derby mezclaba esa es-
pecie de ingenuidad estadounidense con la diversión familiar. La com-
petición había surgido durante la Depresión, una forma de creatividad
cuando la mayoría de la gente no tenía nada.6 Mary Jackson acompañó
6 Paul Dickson “El derby de coches de madera” Smithsonian Magazine, mayo 1995.

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