No le tema al déspota ni a la devaluación; témale a su rival.

AuthorPrice, John

Tras haber mostrado su fibra económica durante la crisis financiera, América Latina enfrenta buenas perspectivas en 2011 y 2012. La amenaza de una devaluación repentina, ya sea por un shock económico externo o por inestabilidad política, ya no es un riesgo prioritario en América Latina, salvo, quizás, en Venezuela y Ecuador, donde las monedas locales están controladas por el gobierno y el riesgo político es alto. Las economías y las monedas de América Latina en general están bien administradas, con bancos centrales cada vez más independientes y una disciplina fiscal aceptable. Las grandes reservas extranjeras de las mayores economías de la región, combinadas con flujos de capital diversos, remesas confiables y fuertes exportaciones de materias primas, son un soporte sólido para las monedas. El péndulo político parece incluso haber encontrado un equilibrio en el centro, un centro que es mayormente favorable a los negocios, siempre y cuando éstos cuenten con paciencia y grandes billeteras. En un entorno macroeconómico y político tan prometedor, un inversor podría preguntarse: ¿por qué no tenemos presencia en América Latina? Es una pregunta que resuena en las salas de juntas de todo el mundo. Las empresas claman por entrar a los mercados latinoamericanos, especialmente a Brasil.

Pero ¿ha disminuido el riesgo en América Latina o simplemente ha cambiado de forma? La arremetida de nuevas empresas en Brasil, Colombia y Perú tiene el efecto inmediato de incrementar el costo de hacer negocios en esos países. Los múltiplos de valuación de adquisiciones en esos y otros mercados actualmente se acercan a los pagados por sectores similares en los Estados Unidos y en Europa. El costo de reclutar ejecutivos multilingües, con mundo y con buena preparación, se ha ido por las nubes. El presidente de una operación de $500 millones en Brasil gana más dinero que su contraparte en los Estados Unidos. Los precios de los bienes raíces en São Paulo y Rio de Janeiro se han disparado y están a la par de muchas capitales de Europa. Al mismo tiempo, las mayores alternativas que hoy tienen los compradores en América Latina han bajado el costo de los productos. Claramente, las presiones competitivas crecen en las dos columnas de balances financieros de las empresas que hacen negocios en América Latina.

Las empresas extranjeras, habituadas a competir en mercados saturados como Alemania, Estados Unidos o Japón, podrían ver con buenos ojos un entorno competitivo donde sus...

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