NEGOCIO DESECHADO.

AuthorQuinones, Sam
PositionTT: Rejected business.

Invertir en México puede resultar peligroso. Pregúntele a Metalclad.

En 1993, metalclad, una pequeña compañia de Newport Beach, California, adquirió un basural de desechos tóxicos en Guadalcazar, una comunidad aislada en San Luis Potosí, en el centro de México. La empresa invirtió US$25 millones en una instalación ultramoderna. Como este centro de desperdicios tóxicos sería el mayor del país y el más cercano a la Ciudad de México--el corazón industrial del país--Metalclad controlaría dos terceras partes del mercado de procesamiento de desperdicios tóxicos tan pronto como la planta entrara en operación.

Pero la planta nunca arrancó.

Siete años más tarde, la historia de Metalclad es una advertencia, la historia de cómo un negocio internacional se vino abajo. En México, donde las movedizas arenas políticas cambian constantemente, la experiencia de Metalclad y del sector en general pone de relieve cómo los políticos pueden desafiar la lógica, la economía y el medio ambiente.

"El mercado para esta clase de negocios en México es probablemente uno de los tres primeros en todo el mundo", afirma Grant Kesler, presidente de Metalclad. "No le veo futuro a menos que el gobierno de México aplique la voluntad política para que estos proyectos salgan adelante", agrega Kesler.

Metalclad aguarda ahora el veredicto final de una demanda presentada en enero de 1997 donde la empresa afirma que el gobierno de San Luis Potosí expropió a la compañía. Metalclad ha solicitado US$90 millones por concepto de daños y perjuicios más US$4 millones por concepto de gastos. Una junta de arbitraje de tres miembros escuchó el caso en septiembre de 1999 y se esperaba que emitiera su decisión, que es inapelable, en febrero del 2000.

México produce unos ocho millones de toneladas de desechos tóxicos al año. Cuando el TLC se firmó en 1993, sólo aproximadamente el 6% de esos desechos tóxicos se procesaban con seguridad. El resto se lanzaba a ríos y riachuelos, en basurales de la ciudad y desiertos, o simplemente se enterraba detrás de las fábricas.

Se calculaba que el mercado mexicano de desperdicios tóxicos debía mover unos US$1.500 millones anuales, además del reciclaje, incineración y limpieza de basurales clandestinos. En general, las autoridades mexicanas calculan que la infraestructura ambiental del país necesita unos US$2.000 millones anuales hasta el 2010. Cuando el TLC entró en vigor el primero de enero de 1994, la mayoría de los observadores consideraron que el procesamiento de desperdicios tóxicos era una de las industrias que más se...

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