Movilidad intergeneracional en educacion en las ciudades y regiones de Colombia.

AuthorBonilla, Leonardo
PositionReport
Pages191(43)
  1. Introducción

    El principal reto para el diseño de políticas sociales en América Latina consiste en cómo romper la transmisión intergeneracional de la desigualdad, aumentando la igualdad de oportunidades (PNUD, 2010). Sin duda éste debe ser uno de los ejes centrales de la agenda de un país como Colombia, cuyo nivel de desigualdad está entre los más altos del mundo, y además es muy persistente. Entre los diferentes canales de transmisión intergeneracional de la desigualdad, el acceso a la educación es uno de los más importantes, y éste es también uno de los principales determinantes de la desigualdad. Por estás razones, la movilidad intergeneracional en educación se ha estudiado ampliamente en los distintos países del mundo. Colombia no es la excepción, encontrándose que, también en este caso, el desempeño del país es pobre (Behrman, Gaviria y Székely, 2001).

    Estos temas son igualmente relevantes desde una perspectiva regional. En efecto, la desigualdad no es la misma en todas las regiones de Colombia, y la educación es uno de los principales factores que explica las diferencias regionales en desigualdad (Bonilla, 2009). En el presente documento se explora la movilidad intergeneracional en educación en las ciudades y regiones de Colombia. La pregunta central es ¿en qué ciudades y regiones la educación de los individuos depende menos de la de sus padres? Además, se estudia si los migrantes tuvieron mayor o menor movilidad. Este tema es pertinente dado que es común asociar la movilidad social con las migraciones, y casi la mitad de la población colombiana ha migrado a lo largo de su vida. Nótese que, en general, este estudio se concentra en los adultos entre 26 y 65 años y, por tanto, en una transmisión de educación que, en últimas, ya culminó. Tiene por ende un enfoque retrospectivo.

    Para responder preguntas de está naturaleza es preciso comenzar por definir qué se entiende por movilidad. En la segunda sección del documento se profundiza en este tema, y se introducen los siete índices de movilidad que se emplean, todos basados en el concepto de independencia y sensibles a la movilidad de tipo estructural. Lo que señala la literatura especializada es que en este tipo de investigaciones es indispensable ampliar el espectro de índices, dado que no hay un consenso acerca de un índice de movilidad ideal: los resultados pueden variar de manera significativa dependiendo del índice empleado. Este estudio confirma lo anterior, un primer grupo de índices señala que la movilidad dejó de aumentar en la última cohorte, mientras que los del segundo grupo muestran que aquélla sigue creciendo. Asimismo, un primer grupo de índices ubican a Bogotá, Cartagena y Cali entre las ciudades con más movilidad del país, mientras que otros índices señalan que estás ciudades tienen los más bajos niveles. En la tercera sección se hace una breve revisión de la literatura empírica que ha estudiado la movilidad intergeneracional en educación en América Latina y Colombia. En la cuarta, se presentan las dos encuestas a partir de las cuales se construyeron los índices. La quinta sección corresponde a los resultados y en la sexta, se discuten algunas de las diferencias entre índices, intentando argumentar por qué algunos pueden ser menos confiables. En la última sección se concluye.

  2. Medición de la movilidad

    A diferencia del concepto de desigualdad, no hay un consenso acerca de qué se entiende por movilidad. Tampoco hay una metodología de medición reconocida como "la mejor". Lo que se observa en la literatura empírica es que existe un sinnúmero de índices de movilidad y no siempre es claro el criterio por el cual los autores se inclinan por uno o por otro. Además, en la gran mayoría de los casos los resultados pueden variar dependiendo del índice escogido. En este documento se emplean siete índices, todos ellos relativamente conocidos y comparables. Para justificar la elección de éstos, e interpretarlos correctamente, la presente sección comienza por una breve síntesis de conceptos de movilidad. (1)

    En general, cuando se habla de movilidad para una población dada, se estudia el cambio de la distribución de un bien entre dos períodos. Formalmente, si en una población de tamaño n la distribución de un bien era [x.sub.t-1] = ([x.sub.1,t-1], [x.sub.2,t-1],...,[x.sub.n,t-1]) y pasa a ser [x.sub.t] = ([x.sub.i,t],[x.sub.2,t],..., [x.sub.n,t]), entonces el objeto de estudio es la transformación de la distribución [x.sub.t-1] [flecha diestra] [x.sub.t], que se define en el espacio [R.sup.2n]. Usualmente se modela está transformación a través de procesos estocásticos de tipo markoviano tales que [x.sub.t] = f([x.sub.t-1], [[épsilon].sub.t]). En ciencias sociales los bienes cuya movilidad ha sido más estudiada son los ingresos y la educación. También se han considerado distintas periodicidades, en este caso, el cambio que se analiza se da entre padres e hijos, y por tanto se habla de movilidad intergeneracional. (2)

    Para construir un índice M definido en R que mida cuán móvil es la transformación de distribución [x.sub.t-1] [flecha diestra] [x.sub.t], y permita hacer comparaciones, es necesario tener claro qué se entiende por movilidad. Esto se debe a que existen muchas funciones f, tal que f : [R.sup.2n] [flecha diestra] R, y cada una de estás puede representar un concepto diferente de movilidad. (3) En Fields y Ok (1996) se revisan varios criterios, a partir de los cuales es más sencillo comprender las diferencias entre distintos conceptos e índices de movilidad. Para introducir los dos primeros conceptos, movimiento e independencia, se utiliza un ejemplo tomado del trabajo mencionado. Suponiendo una población compuesta por dos individuos, a, b y c son tres distribuciones de un bien cualquiera:

    a = (1, 3)

    b = (3,1)

    c = (2, 2)

    A su vez, I, II y III son transformaciones de distribución tales que:

    I : (1, 3) [flecha diestra] (1, 3) (a [flecha diestra] a)

    II : (1, 3) [flecha diestra] (3,1) (a [flecha diestra] b)

    III : (1, 3) [flecha diestra] (2, 2) (a [flecha diestra] c)

    La pregunta clave es ¿cuál de las anteriores transformaciones es la más móvil? Si se entiende movilidad como movimiento, la transformación II parece ser la más móvil, por cuanto se registran los más grandes cambios en la distribución. En efecto, en la transformación II el individuo 1 pierde dos unidades, y el individuo 2 gana dos, sumando movimientos de cuatro unidades. En cambio, en las transformaciones I y III los movimientos suman cero y dos unidades, respectivamente. Por otro lado, si se entiende movilidad como independencia, la transformación III puede considerarse la más móvil, porque la distribución final no depende de la inicial. Esto no aplica para la transformación I, en donde la distribución final es idéntica a la inicial, o en la II, en donde es la distribución final es exactamente opuesta a la inicial.

    En el contexto de la movilidad intergeneracional es común asociar el concepto de independencia con la igualdad de oportunidades. En efecto, se habla de igualdad de oportunidades cuando la probabilidad de poseer una determinada cantidad del bien es exactamente la misma para todos los individuos, independiente de la distribución del bien en el período anterior. Hay perfecta igualdad de oportunidades en una situación en la que la educación de los individuos no depende de la de sus padres. Lo anterior no sólo implica que los hijos de personas poco educadas tengan las mismas probabilidades de alcanzar un nivel superior que los hijos de profesionales, sino que también requiere que los hijos de profesionales tengan igual probabilidad de alcanzar un nivel inferior que el resto. Perfecta igualdad de oportunidades equivale, entonces, a la ausencia total de transmisión intergeneracional de educación por parte de las familias. En vista de que el documento aborda el tema de la movilidad intergeneracional en educación desde el punto de vista de la igualdad de oportunidades, se emplearán índices cercanos al concepto de independencia.

    Hasta ahora sólo se consideraron transformaciones de distribución en las que no cambia el total de bienes en la población, pero éste no siempre es el caso. Para ilustrar los siguientes conceptos de movilidad se utilizan tres nuevos ejemplos, también tomados de Fields y Ok (1996). Sean las distribuciones d, e, y f y las transformaciones de distribución IV, V y VI, tales que:

    d = (2, 6)

    e = (4,12)

    f = (2, 3)

    IV : (1, 3) [flecha diestra] (2, 6) (a [flecha diestra] d)

    V : (2, 6) [flecha diestra] (4,12) (d [flecha diestra] e)

    VI : (1, 3) [flecha diestra] (2, 3) (a [flecha diestra] f)

    Nótese que en las distribuciones a, d y e el individuo 2 tiene tres veces más unidades del bien que el individuo 1. Suponiendo que el bien fuera años de educación, lo que se puede ver es que las transformaciones I, IV y V no modifican la distribución relativa de los años de educación. Los índices relativos y ordinales toman los mismos valores en estás tres transformaciones de distribución, por cuanto son invariantes a la escala. Una definición más formal de los índices de movilidad relativos es que son aquéllos invariantes ante transformaciones lineales de los datos. (4) Lo anterior implica que un índice relativo toma valores iguales en dos ciudades en las que la distribución relativa de la educación de padres e hijos es la misma, aun habiendo diferencias en los promedios de educación. Los índices de movilidad ordinales van más allá y son invariantes ante cualquier transformación monotónica de los datos. En el ejemplo, siempre que el individuo 2 tenga más años que el 1, el índice ordinal será el mismo. Los índices absolutos, a diferencia de los relativos y los ordinales, son aquellos sensibles a la escala de las variables, lo que representa una desventaja a la hora de hacer comparaciones entre grupos. Como se verá, el promedio de años de educación de una cohorte o de una ciudad influye sobre los índices de movilidad absolutos.

    Los dos últimos conceptos presentados en está...

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