El que llama paga.

AuthorKaprowski, Gene
PositionTT: Who ever calls pays.

Una invención venezolana abre la puerta a la masificación de la telefonía celular en América Latina.

Para mejorar su negocio en su pequeña tienda de ventanas y puertas en Quito, Marcelo Torres compró un teléfono celular. Pero con una tarifa de 40 centavos de dólar por minuto, Torres siempre usa su teléfono normal cuando puede. De hecho, Torres compró su celular cuando entró en vigor la modalidad de facturación llamada CPP: el que llama es el que paga. Eso significa que sus clientes, y no Torres, pagan la llamada cuando lo llaman al celular. Si fuera él quien tuviera que pagar, afirma, "devolvería el teléfono celular".

Ese pequeño cambio ha revolucionado el mundo de la telefonía celular en América Latina, a la vez que ha abierto el mercado de los segmentos de bajos y medianos ingresos y ha creado un consumo masivo para las empresas de telefonía celular. En distintos países latinoamericanos se ha registrado un crecimiento espectacular del uso de los teléfonos celulares al implementarse el CPP. "Cuando se implementó el CPP, vimos un aumento en las ventas en todos los niveles", dice María de los Angeles Mantilla, alta ejecutiva de BellSouth, empresa propietaria del 63% de Otecel, uno de los dos operadores de telefonía celular de Ecuador. Mantilla dice que aunque los teléfonos celulares se planearon para empresas, la facturación de CPP dio pie a una expansión de ese tipo de telefonía en toda la sociedad. "Y al crecer la demanda, se viabilizó el mercadeo a los sectores de menos ingresos", agrega.

El nuevo sistema de facturación también ha causado una revolución entre los que trabajan por cuenta propia en la economía informal, al menos donde está en vigor el CPP: Argentina, Brasil, Colombia, Ecuador, Paraguay, Perú y Uruguay. De hecho, el CPP ha creado una nueva clase de empresario: los que trabajan en el sector informal han descubierto que pueden utilizar la comunicación celular para dar un mejor servicio al cliente. Por otra parte, los celulares se han convertido en los teléfonos básicos de muchas viviendas situadas en zonas donde la telefonía convencional es escasa o no llega. Y el precio es competitivo si el usuario no hace muchas llamadas.

Los teléfonos celulares, junto con los fajos de billetes y las calculadoras, ya forman parte del arsenal de los cambistas que se apostan en las esquinas de la principal avenida de Quito. "Necesito el celular para que los clientes me puedan llamar", comenta uno de ellos. "Yo sólo llamo si es algo importante...

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