Justicia para todos: si Washington quiere derechos humanos, Henry Kissinger debe enfrentarse a los jueces latinoamericanos.

AuthorEpstein, Jack
PositionEso Dicen - Acusaciones contra el ex ministro de Estado de Estados Unidos

Como corresponsal en Latinoamérica durante casi dos décadas, me acostumbré a que los políticos y periodistas no tomaran muy en serio al entonces secretario de Estado norteamericano Henry Kissinger. Pero ahora esa falta de respeto ha tomado tonos más serios y formales. A Kissinger le gustaría que lo recordáramos como un estadista, pero ahora esa imagen pudiera cambiar, en momentos que tribunales en Washington, Santiago de Chile, Buenos Aires, París y Madrid investigan acusaciones de complicidad en asesinatos clandestinos cometidos desde Santiago hasta Asunción.

Kissinger se marchó abruptamente de París el año pasado antes que responder a la citación de un juez que recopila información sobre la desaparición de cinco ciudadanos franceses en Chile bajo la dictadura del general Augusto Pinochet. Kissinger también se ha negado a responder a preguntas que le envió un juez chileno que investiga la muerte en 1973 del periodista norteamericano Charles Horman, quien según la premiada cinta de 1982 Missing, descubrió la participación de los militares norteamericanos en el golpe de Estado que derrocó al presidente chileno Salvador Allende en 1973.

Documentos recién desclasificados por Washington muestran que Kissinger fue informado con detalles de la Operación Cóndor, donde los servicios de inteligencia de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay colaboraron en la detención, tortura y asesinato de opositores políticos. Los documentos también muestran que Kissinger ayudó a instigar el golpe contra Allende.

En su condición de líder de la comisión que dirigía las operaciones encubiertas de Estados Unidos, Kissinger también fue el arquitecto de programas de desestabilización de gobiernos que no eran del agrado del entonces presidente Richard Nixon, una actitud que encuentra un eco desafortunado en la tímida reacción del gobierno de George W. Bush a la reciente intentona golpista en Venezuela.

Kissinger afirma que Estados Unidos no aprobó ni apoyó la represión desatada en Chile y otros países, y opina que el Departamento de Estado debe responder por él. Por otra parte, el gobierno de Bush ha hecho caso omiso a los intentos de formalizar tribunales para juzgar crímenes de guerra y ha rechazado la idea de una corte internacional de derechos humanos. Cuando el...

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