Vacaciones en el infierno: los vendedores de propiedades vacacionales compartidas arruinan la vida en Cabo San Lucas.

AuthorEpstein, Jack
PositionEso Dicen

FUE EN UNAS VACACIONES FAMILIARES EN México con mi esposa e hijos que descubrí el horror que abruma a los viajeros que se aventuran a Cabo San Lucas: las propiedades vacacionales compartidas.

Sean McKelvey y su esposa nos habían advertido que nos perseguirían implacablemente: Cabo San Lucas ha pasado de ser una playa tranquila a un hervidero de propiedades de tiempo compartido y sus vendedores. Estos individuos, pagados por los urbanizadores, parecen estar a punto de arruinar la calidad de vida que ha atraído a los turistas a las preciosas playas de la península.

El gobierno ha delimitado las áreas donde los vendedores de móviles de caracoles y máscaras de cerámica no pueden aventurarse. Pero no hay cómo defenderse de los vendedores de propiedades de tiempo compartido.

Millones de personas de todo el mundo han adquirido este tipo de propiedades. En 1980, sólo 150.000 núcleos familiares tenían participación en una propiedad de tiempo compartido en 500 centros vacacionales. Hoy, seis millones comparten participaciones en 4.000 centros vacacionales en más de 80 países, lo que genera US$7.000 millones anuales en ventas, según la American Resort Development Association.

Pero ya comienzan a escucharse las protestas. En el Reino Unido, la Timeshare Consumers Association (TCA) alega que el sector engaña sistemáticamente al consumidor y exige leyes para poner fin a las tácticas intimidatorias. Entre los engaños más comunes están vender propiedades inexistentes, comprar participación en un apartamento de lujo para después ser asignado a un lugar más modesto, y desviar cobros por concepto de renovación.

No sorprende que la venta de propiedades de tiempo compartido sea particularmente insistente en México, el octavo destino turístico del mundo con 20 millones de visitantes al año. Casi el 20% de las habitaciones en los principales centros vacacionales se destinan a planes de tiempo compartido, según la Guía de Viajeros a México.

Andrés, un vendedor, se me acercó durante nuestro primer día en la playa. Me ofreció un descuento de cien dólares en nuestro auto alquilado y un paseo para la familia entera en un barco con el fondo de vidrio si accedía a participar en una breve presentación al día siguiente. Se me ocurrió que podía conseguir tema para una buena columna y mordí el anzuelo. "No me falle", dijo Andrés. "Si usted no va, no me dan mi...

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