En son de huelga.

AuthorFabey, Michael
PositionAm

Los piquetes obreros cierran el paso al comercio.

Ultimamente las huelgas han cobrado auge en América Latina. En cualquier punto del mapa a donde mire hay trabajadores protestando contra sus jefes: empleados de Aduana en Brasil, empleados públicos y campesinos en Costa Rica y, en Argentina, trabajadores de aerolíneas, camiones y otros medios de transporte.

Hace un tiempo las huelgas en América Latina no eran mucho más que molestias, el zumbido de insectos en medio de la noche. Recuerdo una huelga de choferes de autobús en Sao Paulo que me hizo esperar cuatro horas para recorrer en taxi una distancia de poco más de 16 kilómetros. No me entusiasmó mucho descubrir que llegar a la ciudad iba a tardar la mitad de lo que dura el vuelo de Estados Unidos a Brasil, pero la única víctima fue mi paciencia.

"Creo que escogió un mal momento", me informó el taxista mientras estábamos detenidos en medio del tráfico paralizado, oyendo a Daniela Mercury en la radio y observando con envidia cómo pasaban ciclistas y peatones.

Pero hoy las protestas laborales han dejado de ser simples molestias. Una huelga de camioneros este año detuvo alrededor del 60% de la carga que se dirigía al puerto más activo de Brasil, Santos. Todavía no se ha calculado el costo de una huelga posterior en la Aduana de Brasil, ni de los paros del transporte en Costa Rica y Argentina.

Aviso de huelga. Hasta hace aproximadamente un año, los obreros iracundos solían avisar cuándo se iban a la huelga, generalmente con más antelación que la publicidad de algunos filmes de Hollywood. Además, las huelgas eran espaciadas: se hacían hoy en un puerto y mañana en otro. Las líneas navieras, los importadores y los exportadores sencillamente coordinaban sus horarios teniendo en cuenta los paros, y la vida --como la carga-- seguía.

Las huelgas no autorizadas por los sindicatos son más comunes. Y los paros tienen un alcance mayor. Los obreros golpean grupos de puertos o sistemas enteros, como el sistema nacional de camiones de Brasil. También participan cada vez más empleados del gobierno. La industria naviera ya no puede trazar sus cronogramas teniendo en cuenta las huelgas. Cuando los funcionarios aduanales realizan una huelga nacional, por ejemplo, los cargamentos se atrasan en todas partes, y las navieras también se afectan porque no pueden desviarse a otro puerto para evitar una huelga local.

"Las huelgas se están saliendo de control", dice Manny Fernández, director de operaciones...

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