Hogar, dulce hogar.

AuthorBlount, Jeb
PositionLa oficina en el hogar, un nuevo concept en Am

En Latinoamérica, la oficina en el hogar afronta obstáculos como el prejuicio y la tradición. Pero cada vez son más los profesionales de toda la región que toman la iniciativa para cambiar el panorama o Impulsar la productividad.

Para muchos latinoamericanos, trabajar en casa es una contradicción: el hogar y el trabajo son dos conceptos opuestos. Ser un licenciado, un señor, un doctor u otra persona distinguida, significa ponerse un traje oscuro y una corbata y salir hacia alguna oficina, preferiblemente en una organización poderosa y conocida como un banco o un departamento gubernamental.

Pero esa situación está cambiando gracias a la revolución de la informática en la región. Las reformas económicas obligan a mucha gente a buscar nuevas formas de ganarse la vida y a las compañías a ser más eficientes. Baja el costo de las computadoras personales y la Internet hace que la ubicación de una oficina sea algo menos relevante. En un número de profesiones cada vez mayor, la gente puede cambiar el traje, la corbata y la máquina de escribir por las zapatillas, la camiseta y la PC. Está desapareciendo un tabú menor.

Las ventas de productos para la oficina en la casa representaron aproximadamente el 10% del mercado latinoamericano de las PC en 1996, según fuentes del sector.

Muchos expertos esperan que el mercado de la oficina en casa crezca más en el resto de Latinoamérica.

"El mercado del negocio en casa va a crecer debido a la Internet, al igual que creció en Estados Unidos", afirma Luis Anavitarte, principal analista residente para América Latina de la firma de investigación de tecnología Dataquest, de Estados Unidos. "Las compañías van a ver las ventajas y a comenzar a subcontratar. Al principio habrá algunos obstáculos, pero si uno entrega el producto que la compañía quiere, y a tiempo, la desconfianza desaparecerá".

Latin Trade estudió los casos de tres pioneros:

Fernanda Márquez Suárez Diseñadora gráfica, México

Antes de entrar en el estudio de la diseñadora gráfica mexicana Fernanda Márquez Suárez, se pasa junto a una pared adornada con fotos familiares. Hay fotos de Márquez, que ahora tiene 29 años, cuando era una bebé sonriente, y de su época en la continúa en la escuela secundaria y en la universidad.

La oficina de Márquez está en la casa donde creció y su estudio refleja la comodidad del hogar: en un anaquel, muy apretados, hay libros de Shakespeare y de la escuela arquitectónica alemana Bauhaus; junto a un pequeño estéreo Kenwood, se...

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