Una delimitación fronteriza entre la monarquía hispánica y los Estados Unidos de América: la línea Adams-Onís

AuthorIgnacio Ruiz Rodríguez
Pages411-433
CAPÍTULO VI
UNA DELIMITACIÓN FRONTERIZA ENTRE LA MO-
NARQUÍA HISPÁNICA Y LOS ESTADOS UNIDOS DE
AMÉRICA: LA LÍNEA ADAMS-ONÍS
Introducción
La biografía de Luis de Onís y González Vara López y Gómez resulta cuan-
do menos amplia y fructífera, en cuanto a los servicios que vino a desarrollar
a lo largo de su vida a la Monarquía Hispánica872. Nacido en la localidad de
Cantalapiedra, en la actual provincia española de Salamanca, el 4 de junio
de 1762. Era el hijo de Joaquín de Onís, uno de los principales propietarios
de tierras en aquella localidad, perteneciente a una familia noble y de ori-
gen asturiano. Con toda probabilidad, la cercanía de la Universidad de Sala-
manca coadyuvó para que fuese allí enviado a cursar sus estudios superiores,
y en donde a los a los dieciséis años ya había concluido en la universidad los
estudios de filosofía, retórica, filosofía moral y humanidades, más dos años
de leyes.
Sus primeros cometidos en el seno del mundo diplomático lo vendría a
desarrollar en el año 1780 junto a su tío José873, en la legación del rey de Es-
paña en Dresde, en la Corte Electoral de Sajonia –actual República Federal
de Alemania–. Allí, tras haber estado durante cuatro años adquiriendo los
conocimientos propios de esa profesión, ocuparía interinamente el cargo
de encargado de negocios por un espacio de ocho años, convirtiéndose con
el tiempo en secretario y gerente de negocios, cargo que le permitiría visitar
toda la Europa Central. En el año 1786, cuando contaba 24 años, se trasladó
Freiberg para seguir un curso con el no tardaría en convertirse en uno de
872 Vid. Pereyra, C., “Un americanista genial (don Luis de Onís)”, en Unión Hispano-Americana.
III. Nº 38, Washington, 1919; Río, A. del, La Misión de don Luis de Onís en los Estados Unidos (1809-1819),
Nueva York, Edición del autor, 1981; García de León y Pizarro, J., Memorias…escritas por él mismo, 2 vols.,
Madrid, Revista de Occidente, 1953; Griffin, C.C., The United States and the disruption of the Spanish Empi-
re, 1810-1822, Nueva York, 1937; etc.
873 Cuentan las crónicas de la época que su tío era su tío “uno de los hombres más consumados en la
política, ciencias y bellas letras que se conocía en aquel tiempo”.
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los más famosos mineralogistas prusianos de orictognosia, Abraham Teófilo
Werner, en donde además no tardaría en ganarse la amistad de los profeso-
res y estudiantes, así como conocer la realidad de la vida en las minas y la
existencia de un excedente de trabajadores dispuestos a ser contratados por
la Monarquía Hispánica, para que aportasen su experiencia en las explota-
ciones del rey en tierras de América.
Pronto el primer ministro Floridablanca vendría a proponerle empresas
más altas, entre las que se encontraba la nada fácil tarea de la representación
de España ante las autoridades de recién independizados Estados Unidos
de América, aunque en esta ocasión la caía política del conde impediría la
materialización de todo ello, aunque no de su ascenso y obtención de dig-
nidades. En este sentido, en 1792 obtuvo la Cruz de Carlos III, en 1798 era
designado oficial de la primera Secretaria de Estado, asumiendo en sus acti-
vidades el negociado de Francia; en marzo de 1800 fue nombrado vocal de
la Junta Directiva de la Real y Distinguida Orden de Carlos III.
En esas fechas, también lo podemos ver en las negociaciones y la con-
clusión de la paz de Amiens874, y en octubre de 1802, recibió el título de se-
cretario del rey con ejercicio de decretos, casa y aposento. Pero mucho más
interesante en su actividad diplomática sería el hecho que vivió de primera
mano en 1808. En este sentido, cuando regresaba de una comisión en París,
se encontró en Vitoria con la comitiva del todavía rey Fernando VII, el cual
había sido finalmente llamado a la francesa localidad de Bayona, a la cual se
sumaría875. De este modo, a las órdenes de Pedro Cevallos876, y en funciones
874 Mediante el Tratado o Paz de Amiens se ponía fin a la guerra entre Gran Bretaña por una
parte y la Primera República Francesa más sus aliados (España y la República Bátava) por otra. Fue
firmado el 25 de marzo de 1802, y en resumidas cuentas vino a significar el fin de la Segunda Coali-
ción, dejando de paso sin solucionar asuntos realmente importantes, motivo por el cual la paz sólo se
prolongaría por espacio de un año, ya que el Reino Unido no tardó en organizar la Tercera Coalición,
declarando la Guerra al Primer Imperio francés tras la llegada al poder de William Pitt, el Joven.
Entre los acuerdos, indicar que en este Tratado además de confirmar “la paz, amistad y buena inteli-
gencia”, se venía a establecer lo siguiente: la liberación de prisioneros de guerra, el Reino Unido devol-
vió la colonia de El Cabo a la República Bátava. El Reino Unido devolvió la mayor parte de las Indias
Orientales Holandesas a la República Bátava. La retirada francesa y británica de Egipto y su devolución
a Turquía. La restitución por parte de Gran Bretaña de todas las conquistas hechas a Francia y sus paí-
ses aliados, excepto Ceilán, el Peñón de Gibraltar y la isla de Trinidad, así como Tobago. Además, la isla
de Menorca sería devuelta a España. La evacuación de Nápoles y los Estados Pontificios por parte de
Francia. Fijación del río Araguari como frontera entre la Guayana Francesa y la Guayana portuguesa.
La devolución de la isla de Malta, Gozo y Comino a los Caballeros Hospitalarios. Todas estas islas fueron
declaradas neutrales.
875 Simplemente recordar que la reunión que mantuvieron Napoleón con Carlos IV y Fernando
VII había tenido designados como lugares previos, y luego suspendidos, las localidades españolas de
Burgos y luego de Irún.
876 Pedro Cevallos Guerra fue ministro de estado de Carlos IV y de Fernando VII, así como
Ministro de Negocios Extranjeros con José Bonaparte. De formación jurídica y diplomática, no tardó
en integrarse en la administración pública, aunque sería con probabilidad por su condición de primo
político de Manuel Godoy como llegó a ser Primer Secretario de Estado y del Despacho entre el 13 de
diciembre de 1800 y el 19 de abril de 1808. Estuvo retenido junto al rey, en Bayona y presente en las
abdicaciones que en mayo de 1808. Miembro de la Asamblea que redactó la llamada Constitución de
Bayona, el propio José I le designó Ministro de Negocios Extranjeros en su primer gabinete, instituido

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