Los favelados de Silicon Valley.

AuthorEpstein, Jack
PositionDisparidad en los ingresos y la alta tecnolog

Viví en Río de Janeiro siete años antes de mudarme a California a fines del año pasado, y casi tienen que sacar a la fuerza de allí. Me encantaba vivir en Brasil --las playas, los vasitos de cerveza fría, la afabilidad, los bikinis-- todo, excepto una cosa: el agudo contraste entre ricos y pobres.

En todas partes las imágenes le quitaban a uno la respiración: el limosnero inválido frente a una mansión rodeada de un muro con vidrios incrustados en su parte superior, los niños callejeros que perseguían a las damas cuando salían del palaciego Hotel Copacabana, las más de 600 favelas dispersas por toda la ciudad. Cuando subí al avión que me llevaría a Silicon Valley, la zona más próspera de nuestros días, me sentí aliviado de pensar que mi conciencia se tomaría un respiro, que aquí habría menos desigualdad.

Pero una vez más el abismo se abrió ante mí cuando un día reciente pasé frente a la lujosa sede de Hewlett-Packard en Palo Alto y vi casi un millar de empleados de limpieza desfilando con pancartas que decían "Compartan la riqueza" y "Una habitación para nuestros hijos".

Los manifestantes que gritaban ¡Justicia! eran casi todos inmigrantes de Latinoamérica, una subclase cada vez mayor en Silicon Valley a pesar del auge de la Nueva Economía. A fin de cuentas, los manifestantes recibieron un aumento de dos dólares por hora en un período de tres años, después de abrumar a los altos ejecutivos con letreros que decían "HP: 2 minutos", una referencia al tiempo que supuestamente le toma a Hewlett-Packard generar ingresos suficientes para pagar a los 5.500 empleados de limpieza.

Estas personas, que en su mayoría hablan poco inglés, por lo general ganan menos de US$20.000 al año y apenas pueden pagar una habitación pequeña o una casa móvil en los peores vecindarios del Valley. Muchas empresas de alta tecnología justifican los bajos salarios de estos empleados alegando que la culpa es de los terceros que contratan a estos inmigrantes para labores como limpiar el suelo, aspirar alfombras y asear baños.

Gemma Martínez, que limpiaba estaciones del metro de México, gana US$16.723 al año por limpiar las oficinas del gigante informático Oracle Corp. en Redwood City, empresa que el año pasado declaró ganancias de US$1.300 millones. Esta viuda de 34 años trabaja para el segundo hombre más rico del mundo, Larry Ellison, fundador de Oracle, cuya fortuna es de US$47.000 millones.

Alicia Sosa, también una inmigrante mexicana, trabaja en...

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