Exito de taquilla.

AuthorCase, Brendan M.
PositionTT: Movie success.

Los mexicanos vuelven a llenar los cines, y las producciones de Hollywood desplazan a la industria local.

En la época dorada del cine mexicano, las baladas de los mariachis y las payasadas de Cantinflas dominaban las pantallas desde el río Grande hasta la Tierra del Fuego.

Pero el éxito de los años 40 y 50 llevó al exceso. El gobierno controlaba los precios de las entradas, la distribución y hasta la propiedad de las salas. El sindicato era tan estricto que en cada cine sólo un empleado podía servir palomitas de maíz y otro refrescos. Las personas que quedan las dos cosas tenían que hacer la cola dos veces. En la sala misma se tropezaba con nuevos contratiempos: las palomitas solían estar rancias, las pantallas estaban gastadas y muchas personas sufrían picadas de pulgas emboscadas en los asientos decrépitos.

Con el paso de los años, la asistencia a los cines bajó de un récord de 400 millones de entradas vendidas en 1980 a 60 millones en 1995. "Fue trágico", dice Roberto Jenkins, director general de Cinemark en México. "En vez de ir al cine, la gente alquilaba películas para verlas en la casa".

Los cines mexicanos entran hoy en una nueva edad de oro. Cinemark es una de varias empresas que construyen complejos de salas de cine con avanzados sistemas de sonido y palomitas frescas para hacerle competencia a la videocasetera. Este año, según la Cámara Nacional de la Industria Cinematográfica y del Video, se venderán más de 100 millones de entradas.

Las cadenas de cines de lujo, con un nivel de comodidad comparable con el de los mejores cines del mundo, han logrado atraer de nuevo al público. Pero no ofrecen mucho más que superproducciones de Hollywood mientras la industria nacional está en decadencia.

Durante el apogeo del cine mexicano se producían casi 100 filmes al año. Pero en los dos últimos años se han producido alrededor de 10 cintas. La falta de fondos es otro problema constante. "No hay forma de producir películas en México", dice Víctor Ugalde, un realizador independiente. "La única ayuda financiera proviene del Fondo de Fomento a la Calidad Cinematográfica [del gobierno] y esa entidad rechaza muchos proyectos interesantes".

Perjudicados por una distribución y una promoción deficientes, los pocos filmes que se producen en el país despiertan muy poco interés entre el público. Esas películas, que suelen perder dinero, despiertan menos atención todavía de financiadores privados.

Los críticos sostienen que el sector necesita más control...

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