¿El gran estafador? Los discursos rimbombantes que Stanford pronunciaba en el pasado en contra de la corrupción aparentemente no se aplicaban a él.

AuthorBussey, Jane

Para las personas, ajenas a la situación, que tratan de comprender los orígenes del colapso económico actual plagado de fraudes, el caso del otrora prometedor financista R. Allen Stanford tiene conexiones con el poder, las influencias y la extravagancia, antes de que el multimillonario cayera en desgracia.

[ILUSTRACIÓN OMITIR]

En las fotografías se puede ver a Stanford en partidos de críquet, que él financiaba en las Antillas o en eventos del Consejo Económico Interamericano, donde se codeaba con legisladores de Washington y líderes del hemisferio. La generosidad de Stanford lo colocó en el centro de la atención y mejoró su imagen de empresario serio, lo que evitó, según los críticos, que los reguladores lo vigilaran de cerca mientras gestaba lo que ahora alegan fue una estafa de mil millones de dólares.

Tras el escándalo financiero de Bernard Madoff, la Comisión Nacional del Mercado de Valores endureció sus controles y arremetió contra Stanford, Stanford International Bank en San Juan, Antigua, y el Stanford Group con sede en Houston, con una denuncia que afirmaba que había llevado a cabo una estafa de inversiones fraudulentas por una suma multimillonaria.

Escenas de clientes haciendo cola por temor a una corrida en las instituciones en Venezuela y en Antigua obligaron a los reguladores financieros de la región a enfrentar la confusión importada desde Estados Unidos. Las autoridades en Antigua, Venezuela, Panamá, Colombia, México, Perú y Ecuador tomaron el control de las entidades de Stanford y las obligaron a suspender las actividades. Era algo muy distinto al contagio financiero que se solía extender desde Latinoamérica al resto del mundo. "Somos nosotros los que estamos infectando a todos", declaró Charles A. Intriago, presidente de AssetForefeitureWatch.com.

Un síndico designado por los tribunales en Dallas ha identificado 175 entidades de Stanford y declaró que el grupo supervisaba las cuentas de corretaje de 35,000 clientes con activos superiores a US$6 mil millones. Todavía nadie sabe qué cantidad de esas cuentas pertenecen a inversionistas latinoamericanos, pero una cifra da cuenta de la influencia que tenía en el Caribe este financista tejano de 1.90 metros de estatura. Stanford empleaba al 10 por ciento de la...

To continue reading

Request your trial

VLEX uses login cookies to provide you with a better browsing experience. If you click on 'Accept' or continue browsing this site we consider that you accept our cookie policy. ACCEPT