Los vecinos de belo horizonte tienen mucho que celebrar estos días. Por
ejemplo: esta capital regional en el corazón del sureste de Brasil celebrará
su centenario en diciembre. El Ayuntamiento ha preparado un copioso calendario
de conmemoraciones, que abarca desde junio hasta abril de 1998. Próximamente,
en mayo, la ciudad es sede de la tercera cumbre de ministros de comercio del
hemisferio, que discutirán las bases de una zona de libre comercio
continental.
Desde hace varias semanas, las calles y las plazas de Belo Horizonte retumban
con el estrépito de los martillos neumáticos y las sierras, al ejecutarse la
obra de remozamiento, a un costo de US$10,5 millones, que los patricios de la
ciudad han ordenado para la histórica cita. Los daños que sufrió recientemente
en un incendio el Palacio das Artes, han sido reparados a tiempo para acoger a
los visitantes. Un viejo aserradero se ha transformado en un cavernoso centro
de convenciones. Al palacio del gobernador, Palacio da Liberdade, una joya de
la arquitectura neoclásica, se le ha devuelto su antiguo esplendor.
Pero los vecinos de Belo Horizonte tienen algo más de que sentirse orgullosos.
Tras el barniz y la pintura está el vibrante motor de una ciudad de categoría
mundial.
"Queremos mostrar que Belo Horizonte es un centro urbano internacional, al
nivel del resto del mundo", dice el alcalde Celio de Castro. Castro no es el
típico político mineiro, famoso por su rostro imperturbable y por su costumbre
de tomar decisiones en medio de la noche, en habitaciones llenas de humo.
Castro es miembro del Partido Socialista Brasileño, y sorprendió a los
caudillos políticos de la ciudad en noviembre del año pasado al llevar a la
alcaldía a una nueva coalición de centroizquierda. Llevó a cabo su espartana
campaña con los bolsillos vacíos y recorrió las calles para reunirse con los
electores en vez de cortejar a los ricos en costosos almuerzos.
Lo que más sorprende es que se trata del segundo izquierdista que ocupa
consecutivamente la alcaldía de Belo Horizonte. Pero a pesar de sus posturas
ideológicas, Castro y su antecesor, Patrus Ananias, del izquierdista Partido
de los Trabajadores, han demostrado que son administradores muy prácticos. No
sólo se mueven con facilidad entre altos ejecutivos y banqueros, sino que
también fueron electos en gran medida con el voto de la clase empresarial de
Belo Horizonte. "No estamos contra el capitalismo ni el libre comercio", dice
Castro, en cuyo gabinete la mitad proviene de partidos no socialistas. "Sólo
queremos que nuestra ciudad reciba un trato justo de las compañías que hacen
negocios aquí".
Bienvenidos al nuevo Belo Horizonte. Más que una sofisticada metrópolis de
torres de acero y cristal, cuyo perfil se destaca contra un fondo de montañas
púrpura, Belo Horizonte brilla porque es la capital de Minas Gerais. Este
estado sin costas de 16 millones de habitantes es en realidad el centro
nervioso de una dinámica región de Brasil que ha alcanzado un sorprendente
crecimiento económico y una sed de tecnologías nuevas, y que corteja
abiertamente a los inversionistas. La publicidad oficial anuncia...