'La comida de Frankenstein'.

AuthorEpstein, Jack
PositionAlteraci

Monsanto trata de vender sus semillas genéticamente alteradas a los cultivadores brasileños de soya. Pero los funcionarios de gobierno ofrecen fuerte resistencia

HUMBERTO FALCAO, CULTIVADOR DE SOYA en el estado de Rio Grande do Sul, siempre busca formas de mejorar la cosecha. Cuando se enteró que la firma estadounidense Monsanto Corp. produce semillas alteradas genéticamente, resistentes a los insectos, virus y hongos, decidió probarlas.

Pero no podrá hacerlo por ahora. En junio pasado, un juez federal brasileño dejó en vilo los planes de Monsanto de comercializar las semillas en Brasil hasta que el gobierno federal regule y defina las normas de seguridad biológica. "Creo que la rapidez irresponsable con que se quieren adoptar los avances de la ingeniería genética se debe a la codicia de la globalización económica", escribió el juez Antonio Souza Prudente al dictar su fallo.

La decisión puso en ascuas a los cultivadores como Falcao, quien piensa que las numerosas pruebas demuestran que las semillas transgénicas son seguras para el medio ambiente y para los consumidores. "En una democracia, debemos tener el derecho de escoger una nueva tecnología", dice Falcao, vicepresidente de la Asociación de los Productores de Semillas de Rio Grande do Sul.

Y en este caso se trata de una tecnología útil. Falcao y muchos otros agricultores afirman que los granos de soya modificados aumentan el rendimiento de las cosechas y la capacidad de competencia de los cultivadores en el mercado mundial. Lo que es más importante, dicen que con esa tecnología ahorrarían hasta US$70 por hectárea, ya que como las semillas Roundup Ready de Monsanto son resistentes a las plagas no hay que usar plaguicidas fuertes que posiblemente dañen el entorno.

Pero los críticos dicen que las semillas de Monsanto podrían acelerar la evolución de insectos resistentes y "superhierbas" resistentes a la fumigación.

Polen asesino. También se piensa que hacen falta más estudios para medir los efectos a largo plazo sobre la salud de las personas que coman alimentos transgénicos. En el Reino Unido, esos productos han recibido el apodo de "la comida de Frankenstein". En mayo pasado, una comisión de la Unión Europea aplazó una decisión sobre el maíz genéticamente alterado de Monsanto cuando en estudios de laboratorio de la Universidad de Cornell el polen del maíz mató a casi la mitad de las larvas y las monarca que lo comieron, y atrofió al resto.

Monsanto, con sede en St. Louis, tiene un gran...

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