El Che Guevara, la vida de un revolucionario.

AuthorHern
PositionTT: Che Guevara, A Revolutionary Life

¿Economista o comunista?

Todavia circula un viejo relato sobre la forma en que el revolucionario argentino Ernesto "Che" Guevara obtuvo el cargo de presidente del Banco Nacional de Cuba. En una reunión del gabinete para decidir quién ocuparía el cargo vacante, Fidel Castro quedó sorprendido cuando al pedir "un buen economista", el Che levantó la mano. Después de la reunión, Castro le comentó a su compañero que ignoraba que tuviera esa profesión. "Ah, ¿tú dijiste un economista?", replicó el Che. "¡Yo entendí un comunista!"

El periodista norteamericano Jon Lee Anderson narra la anécdota en su obra Che Guevara, A Revolutionary Life (El Che Guevara, la vida de un revolucionario), la biografía más completa escrita hasta ahora sobre el legendario guerrillero argentino.

Anderson dedicó cinco años y recorrió miles de kilómetros para investigar y recopilar los datos. En Moscú, consultó a ex agentes de la KGB que lo conocieron; en La Habana, consiguió la cooperación de Aleida March, su viuda; en Miami habló con ex militares y ex agentes de la CIA que lo persiguieron; en la ciudad boliviana de Santa Cruz, el general Mario Vargas Salinas rompió el velo del silencio sobre el entierro secreto del guerrillero.

El mérito de la obra de Anderson no radica solamente en la riqueza de detalles, sino también en su objetividad. Anderson no elogia ni critica; de esta manera, no sucumbe al poder del mito cuando relata las peripecias del revolucionario al frente de varias entidades económicas gubernamentales. Esa vez, el Che afrontaba una batalla distinta a los combates guerrilleros, pero no menos decisiva: la conversión de una economía capitalista y relativamente próspera en un modelo socialista copiado en gran medida del soviético.

Uno de los errores del nuevo gobierno cubano fue colocar en cargos administrativos a individuos leales pero con escasa o ninguna experiencia de gerencia. En muchos casos eran soldados campesinos recién alfabetizados o con un nivel escolar muy bajo. "Cuando los enviaron a dirigir las fábricas, ocurrió una inevitable serie de desastres y caos", escribe Anderson. El propio Che, explica el autor, reconoció su falta de conocimientos económicos: "Yo tampoco sé nada de bancos, y soy el presidente", le dijo al profesor cubano Salvador Vilaseca. "Pero cuando la revolución le da un puesto a uno, hay que aceptarlo".

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