El champán del pobre.

AuthorGalanternick, Mery
PositionTT: The champagne of the poor.

Los destiladores tratan de convertir la cachaza en el tequila de Brasil

Exprima dos limones frescos, agregue dos cucharadas de azúcar, una taza de un licor misterioso y una taza de hielo picado. Mézclelo todo. ¿Qué es? Caipirinha, una de varias bebidas preparadas con aguardiente.

Como la feijoada, el cocido brasileño de frijoles negros y carne de cerdo que pasó de los barracones de los esclavos a los restaurantes más exquisitos, o la samba, que bajó de las colinas a los salones de baile, la cachaza, bebida nacional de los brasileños pobres, se convierte en una bebida respetable en Río, Nueva York y muchas otras ciudades cosmopolitas. Hasta la aerolínea brasileña Varig la ofrece en sus vuelos transcontinentales.

Con una producción anual de 1.300 millones de litros, la cachaza ocupa el segundo lugar a nivel mundial entre los licores destilados, después del sake japonés. "La cachaza debe ser para Brasil lo que el tequila es para México y el whisky para Escocia", comenta Raquel de Almeida Salgado, coordinadora ejecutiva de la Asociación de Bebidas de Brasil.

Pero hasta ahora las ventas sólo suman US$500 millones anuales. De modo que Salgado tiene una gran tarea para alcanzar su objetivo.

Un tema serio. La cachaza se ha convertido en un tema sobrio en Brasil. En septiembre de 1998, el Congreso aprobó una ley sobre el procesamiento de la cachaza, las normas de calidad y el contenido de alcohol. Otro indicio de que la cachaza se convierte en un tema serio lo da una medida enviada al Congreso, que instituye el 24 de junio como el Día Nacional de la Cachaza. "Es un cambio radical en la conciencia de las autoridades", dice Salgado.

Hasta la fecha, la producción de cachaza se destina casi completamente al consumo nacional; menos del 1% se exporta. Es a este enorme mercado exterior al que ahora apuntan todos.

La elaboración de la cachaza no ha cambiado gran cosa con los años. Se muele la caña de azúcar, se fermenta el melado y luego se destila en una caldera de cobre. Tras filtrarlo, añejan el licor en barriles de roble, que le dan el sabor y el color.

En Minas Gerais, la granja Vale Verde produce 53.000 galones de cachaza al año. Es el mayor de 2.500 productores del estado. Rafael Gonçalves Horta, gerente de Vale Verde, habla con entusiasmo de la "calidad y el sabor superior" que distinguen a su cachaza. "La nuestra es la única que se añeja tres años".

Pero incluso así Vale Verde perdió participación de mercado en el exterior frente a los dos colosos...

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