DE CARA AL HORIZONTE.

AuthorStinson, Douglas
PositionDesarrollo econ

La estabilidad económica y el atractivo de un floreciente mercado regional han estimulado la inversión directa y la consolidación, mientras Argentina se prepara para el futuro del Mercosur.

UN ATARDECER, COMO CASI TODOS LOS DIAS, EL TRAFICO SE ha paralizado en la principal carretera que conduce al norte desde el puerto de Buenos Aires. El sol se refleja en el anchuroso río Paraná y en la hilera de vehículos que se extiende varios kilómetros en ambas direcciones. Los camiones son una porción sorprendentemente grande del tráfico. Un camión cisterna de gasolina va seguido por un remolque con un contenedor; camiones de todos tipos y tamaños, algunos fabricados hace 30 años, transportando los productos de una floreciente economía. El tráfico se paraliza por largos períodos; cuando la espera se hace insoportable, un bocinazo desata un concierto de protestas. Es el sonido del Mercosur.

Son tiempos agitados en Argentina, que una vez fue el mejor ejemplo de caos económico y volatilidad financiera. La economía del país revienta por las costuras y ni siquiera la crisis de Asia parece capaz de detener el crecimiento. La austera política monetaria rinde dividendos de baja inflación y una avalancha de inversión extranjera directa. Esta estabilidad ha servido para destacar al país de sus vecinos, los miembros del Mercosur, de forma tal que Argentina consolida rápidamente una base industrial y financiera para aprovechar sus recursos naturales y atender no sólo a sus 35 millones de habitantes, sino a los más de 200 millones de ciudadanos de la más avanzada región de libre comercio del continente.

En 1997 la economía creció el 8,6% y en lo que va de este año mantiene ese índice, aunque el gobierno espera que el crecimiento del PIB para fin de año termine en el 6%. Gran parte de este crecimiento se debe a la inversión directa, que el año pasado llegó a US$10.500 millones, el triple del índice promedio anual en los años 90. El gobierno pronostica que en los próximos cinco años la inversión extranjera directa alcanzará un promedio de US$13.500 millones al año, concentrada en la infraestructura, la manufactura, la agricultura y los recursos naturales. La entrada de bienes de capital, que representan la mitad de todas las importaciones, es tan vigorosa que el gobierno culpa a la inversión extranjera, junto con los bajos precios de los principales productos de exportación del país, del creciente déficit de cuenta corriente.

A diferencia de la mayor parte de la región, Argentina tiene una clase media bien definida y el poder adquisitivo del consumidor es dos o tres veces mayor que al otro lado de la frontera, en Brasil. Junto con las fértiles tierras de labor del país, la creciente productividad agrícola y el potencial industrial, la economía ofrece una sólida base local. Sin embargo, la verdadera ventaja de operar en el país proviene de los fuertes vínculos entre las economías del Cono Sur. "Si uno construye supermercados, es en Argentina", dice Félix Zumelzu, director de la Cámara de Comercio EU-Argentina. "Si uno habla de construir fábricas, hay que pensar en el Mercosur. A cualquier sector que tenga un fuerte potencial en el Mercosur le va a ir bien".

Con esa mantra del Mercosur en mente, las multinacionales han sido las primeras en aprovechar la apertura de las fronteras al comercio. Desde los fabricantes de automóviles hasta los productores de alimentos, las transnacionales consolidan sus operaciones y aumentan las oportunidades comerciales a lo largo de un eje definido por Argentina y Brasil. El mayor mercado es el...

To continue reading

Request your trial

VLEX uses login cookies to provide you with a better browsing experience. If you click on 'Accept' or continue browsing this site we consider that you accept our cookie policy. ACCEPT