CAPITALISMO SALVAJE.

PositionComercio ilegal con animales - TT: Wild capitalism. - TA: Illegal commerce with animals

CUANDO UN RELAMPAGO AZUL CRUZA EL CIELO nocturno, Antônio Marçal dos Santos se acerca corriendo por el patio y grita: "¡Ahí viene!"

Dos Santos es uno de muchos campesinos que observan al guacamayo Spix azul (cyanopsitta spixii), el último de su especie que sobrevive en la selva. "Cada día me da una gran satisfacción saber que todavía está vivo", dice el pastor de cabras en su casa, cerca de este pequeño pueblo de Bahía.

El guacamayo Spix, el ave salvaje más rara del mundo, es el ejemplo más extremo de las consecuencias del tráfico de animales, un negocio mundial sólo superado en el comercio ilícito por las drogas y las armas. "Es el último de los mohicanos, un símbolo de resistencia contra los traficantes de animales", dice Francisco Neo, coordinador de flora y fauna en la dirección federal de protección ambiental conocida como Ibama.

Nadie sabe exactamente cuánto ganan los que comercian ilegalmente con animales, pero la Interpol calcula que las ventas alcanzan US$5.000 millones al año y que los norteamericanos son los que más compran. "Estados Unidos es el país con más demanda de animales salvajes en todo el mundo y centro mundial del comercio de animales", según Traffic, rama de supervisión del World Wildlife Fund for Nature (WWF).

Los coleccionistas, las tiendas y las instituciones científicas pagan hasta US$700 millones al año por aves tropicales de Brasil como el guacamayo Spix, además de reptiles y monos pequeños, según la Red Nacional Contra el Tráfico de Animales Salvajes (Renctas), organización independiente de Río de Janeiro. Y mientras más rara es la especie, más alto es el precio. Por el guacamayo Spix, por ejemplo, se paga hasta US$60.000, informa Renctas.

En Brasil, Colombia y Perú viven los animales favoritos de los traficantes, mientras Argentina, Paraguay y Uruguay suelen ser puntos de tránsito para Asia, Europa y Estados Unidos. Perú, con su variada geografía de desierto y selva, es un gran coto de caza de iguanas, cocodrilos y anacondas. En los últimos años, se han detectado hasta en el centro de Lima mercados al aire libre donde se venden esos animales. En Colombia, segundo país después de Brasil en diversidad biológica, la caza ilegal ha llevado a varias especies de cotorras al borde de la extinción. Pero la guerrilla ha reducido recientemente el comercio al prohibir a los campesinos que cacen en los territorios andinos que controlan.

La deforestación, la caza y la pobreza han diezmado a la fauna de la región. La...

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