Arando en el mar.

AuthorHern
PositionTT: Plowing the Sea

"El que hace la revolución, ara en el mar" es la frase de Simón Bolívar con que comienza el libro Plowing the Sea (Arando en el mar), de Michael Fairbanks y Stace Lindsay. En un giro de buen humor, el libro podría haber comenzado con otra frase: "El cliente siempre tiene la razón".

Fairbanks y Lindsay, en efecto, establecen la importancia de la cadena económica que va desde el productor latinoamericano hasta el consumidor del Primer Mundo, el cliente en el extremo final de esa cadena. La ignorancia de los deseos y necesidades de este consumidor lejano pero decisivo es uno de los factores que explican la crisis de muchas empresas de América Latina cuyo futuro prometedor ha naufragado en un mar de números rojos.

Los autores, que trabajan en el proyecto Country Competitiveness (Competitividad de Países) de la Monitor Company, asesoran en materia económica a gobiernos de países en vías de desarrollo, Fairbanks, que fue miembro de los Cuerpos de Paz, ha dirigido proyectos de desarrollo en más de 20 sectores industriales en 35 países, entre ellos Colombia, Perú y Bolivia. Lindsay, que trabajó en Centroamérica como activista comunitario, ha estado al frente de estudios internacionales de unos 20 sectores en media docena de países, y es asesor de funcionarios de gobierno en América Latina y el Caribe.

Sobre la base de esa experiencia, Fairbanks y Lindsay desarrollan una respuesta a una pregunta urgente: ¿por qué muchos países no logran despegar en el camino al desarrollo? O, en otras palabras, ¿por qué el mundo subdesarrollado no logra crear suficiente riqueza para la mayoría de sus ciudadanos? La razón, apuntan los autores, está en que las formas tradicionales de competir ya no funcionan en una economía globalizada: hay que buscar formas nuevas.

A manera de ejemplo, el libro señala el negocio de las flores para exportación en Colombia. Aprovechando avances tecnológicos como los frigoríficos y la aviación comercial, y ventajas comparativas como suelos fértiles, buen china, mano de obra barata, etc., el sector colombiano de las flores pudo penetrar el mercado norteamericano a mediados de la década de los 60 con un éxito espectacular. Edgar Wells, uno de los pioneros de ese sector en la nación sudamericana, comentó: "Al cabo de 400 años, se han descubierto los verdaderos tesoros de El Dorado... una fuente permanente de riquezas para todos los colombianos".

¿Era así realmente? En el éxito inicial estaba el germen de los problemas futuros. A través de...

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