Alvaro Arzú.

AuthorOrtiz, Fiona
PositionPresidente de Guatemala gana premio como pol

El presidente de Guatemala genera grandes expectativas en su país y en el extranjero con un acuerdo de paz y sus esfuerzos por eliminar la corrupción y expandir la economía mediante los negocios nacionales y el comercio exterior.

A los ojos del mundo, el presidente Alvaro Arzú pasará a la historia como el hombre que puso fin a la larga guerra civil de Guatemala, pero de momento sus compatriotas están más impresionados por su programa de construcción y reparación de carreteras, y las esperanzas de prosperidad que simbolizan las nuevas vías.

Arzú comenzó su período de cuatro años en enero de 1996, tras ganar las elecciones por el Partido de Avanzada Nacional (PAN). Dedicó su primer año en el puesto a acelerar las dilatadas conversaciones de paz entre el gobierno y la guerrilla de izquierda. La guerra civil, que duró 36 años y en la que murieron o desaparecieron unas 140.000 personas, terminó oficialmente en diciembre de 1996.

Arzú, de 51 años y ex boxeador y campeón de squash, ha concentrado sus esfuerzos en atraer la inversión extranjera a un país que ahora es estable, en un enérgico programa de privatizaciones y en otros notables proyectos de mejoramiento vial.

El presidente, que es propietario o copropietario de una agencia de viajes, una agencia de publicidad, una firma de bienes raíces y una compañía que fabrica baterías, fundada por su padre, fue canciller y alcalde de Ciudad de Guatemala.

"El estilo de administración que ha llevado a la presidencia es muy propio de los negocios", comenta el ministro de Economía, Juan Mauricio Wurmser. "Sabe discutir los asuntos, acordar un rumbo, nombrar responsables y mantenerse al tanto de los resultados".

El gobierno ha privatizado la ineficiente empresa telefónica estatal, ha otorgado una concesión para operar el sistema ferroviario y ha vendido dos plantas eléctricas.

Mientras Arzú se concentraba en lograr la paz en 1996, los empresarios protestaban con fuerza por la mala situación económica, pero 1997 lo aplaudieron cuando el crecimiento cobró impulso.

"Le daría al gobierno una calificación de A- porque está privatizando", dice Manuel Ayau, empresario y escritor que fundó la Bolsa Nacional y la Universidad Francisco Marroquín, un centro de enseñanza privado con una ideología de mercado libre.

A Ayau lo complace especialmente que el gobierno, haya bajado las tasas de interés para préstamos bancarios del 27% en 1996 al 17% en 1997 con la reducción de la tasa de los bonos a corto plazo del gobierno.

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