Alta costura.

AuthorPoole, Claire
PositionTT: High sewing.

Rogelio Velasco convierte su afición a los diseños en una de las marcas más populares de Nueva York.

A los 13 años, rogelio velasco empezó a hacer atuendos para sus hermanas, que bailaban en el ballet folklórico de su ciudad natal, Mexicali, en el norte de México. A los 18, ya diseñaba vestidos de boda. A los 25, entró en la Universidad Autónoma de Baja California para estudiar ingeniería civil. Pero no era feliz. "Lo que quería de verdad era hacer vestidos de mujer", dice.

Al final, Velasco cambió la regla de cálculo y el papel cuadriculado por el hilo y la aguja. Las mujeres de alta sociedad, las de la realeza y las estrellas de cine están felices por su decisión. Velasco es uno de los dos integrantes del equipo de Velasco Andersson, uno de los estudios de moda más populares de Nueva York.

Los diseños de Velasco Andersson, revelados este año, ya han aparecido en la portada de Cosmopolitan y en las páginas de Harper's Bazaar. Entre las celebridades que admiran a los modistos están Lauren du Pont y Aerin Lauder, mujeres de la alta sociedad de Manhattan; la actriz Elisabeth Shue y la reina Rania de Jordania, que pidió cuatro vestidos de Velasco en un viaje a Nueva York en abril. "La nueva marca favorita de la sociedad joven de Manhattan" es cómo un efusivo artículo de la revista Vogue describió a Velasco Andersson en su número de febrero.

Los diseños son populares por su elegante sencillez. Velasco usa mayormente seda, satín y crepé, y diseña los vestidos con líneas limpias y pocos adornos. Prefiere colores sutiles como lavanda, rosa y plata; algunos observadores han comparado sus diseños con esculturas de hielo. El único detalle que destaca son las curvas, para realzar el cuerpo femenino.

El muchacho de Mexicali. Los vestidos de Velasco son sencillos, pero no baratos: sus prendas de baile cuestan de US$1.300 a US$4.000, y los de boda de US$6.000 a US$7.000.

Aunque disfruta de la atención sobre su persona, Velasco no se exhibe. En su estudio y exposición de un décimo piso, en el corazón del ajetreado distrito de la aguja de Nueva York, se mueve por el estudio con la gracia de sus años de bailarín con sus hermanas en el ballet folklórico. Con el pelo largo recogido en una cola y vestido con jeans negros, sandalias negras y una camisa blanca de manga larga sobre una camiseta blanca, sonríe fácilmente pero es evidente que no se siente cómodo con la entrevista. "Me siento como el blanco de un informe investigativo", dice.

Más tranquilo, Velasco...

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