La guerra del agua: tras casi un siglo de agua gratis, Bolivia le pide a Chile que pague.

AuthorCeaser, Mike
PositionRecursos

Debido a un canal de hormigón en el desierto, tan estrecho que se puede salvar de un salto, Chile y Bolivia libran una batalla diplomática y una pequeña compañía de tuberías de agua factura en vano al mayor suministrador de cobre del mundo, Codelco.

La empresa paceña Ductec ganó una concesión a 40 años del gobierno boliviano por el derecho al agua del río Silala. Según el convenio, Ductec debe pagar al fisco US$1.2 millones anuales, más un 3% del precio de venta del agua, si llega a cobrar las facturas por el consumo del agua en el norte de Chile.

Ductec ha facturado a los consumidores chilenos, mayormente pequeños poblados en el desierto, y a Codelco, a razón de 76 centavos por metro cúbico desde que recibió la concesión en 1999. Hasta ahora, según Ductec, no le han pagado nada.

No es extraño que los chilenos no quieran pagar. Durante casi un siglo, Chile ha usado el agua del altiplano boliviano. Las cuentas que llegan ahora de Bolivia sólo han causado silencio o respuestas jurídicas de Chile.

Hugo De la Rocha, uno de los propietarios de Ductec, dice que si Chile pagara lo que debe por el agua, su compañía podría invertir en obras de construcción para canalizar más aguas del Silala y aumentar la cantidad de líquido que reciben los pueblos del desierto de Atacama. "Sabemos que hay obras [de minería] importantes que no avanzan por falta de agua", dice De la Rocha. "Ninguno de los dos países gana con esta situación".

No obstante, ese argumento económico no impresiona a los diplomáticos chilenos. El derecho internacional da a los países por donde corre el rió el derecho de usar el agua que pasa por su territorio, señalan. "Para Chile el Silala es un curso internacional de agua ... Este flujo de agua superficial que cruza la frontera es un recurso natural compartido", afirma la cancillería de Chile.

Bolivia responde que el Silala no es un río natural, sino agua de los Andes bolivianos que se recoge en zanjas de irrigación para formar un canal artificial. Estas aguas se encauzaron hacia territorio chileno gracias a una concesión otorgada por la Prefectura de Potosí en 1908 en favor del Ferrocarril Antofagasta-Bolivia, para que usara el agua en sus locomotoras de vapor. Los...

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