El Salvador: regreso al futuro.

AuthorStinson, Douglass
PositionPa

Los salvadoreños cuentan con el trabajo duro, la privatización y normativas modernas para hacer de su país un motor económico regional una vez más.

Pregunten a los salvadoreños sobre las perspectivas de su país y les contarán una historia del pasado. En los años 70, la estadounidense Texas Instruments montó allí una planta de microprocesadores para sus computadoras. En seis meses, según la historia, trabajadores que no tenían experiencia alcanzaron el nivel de productividad que los empleados de una planta similar en Singapur habían alcanzado en tres años. Las operaciones salvadoreñas de Texas Instruments se convirtieron en una joya del sistema de suministros internacionales de la compañía, con empleados hábiles y dedicados que producían chips de la mayor calidad a una velocidad sin igual.

Entonces estalló la guerra civil. Al aumentar la violencia en el que sería el conflicto más sangriento de Centroamérica en los años 80, Texas Instruments levó anclas y se trasladó a lugares menos convulsos, para no volver jamás.

Los salvadoreños cuentan esta anécdota para explicar lo que pudo haber sido. Hace veinte años, El Salvador era el líder económico de Centroamérica; tenía la economía más prometedora de la región, impulsada por la banca, la manufactura y el café. Esa visión de El Salvador se derrumbó cuando las fuerzas comunistas del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) y la clase dominante tradicional se enfrentaron por el control de la pequeña nación. Ahora, seis años después de un histórico acuerdo de paz, la economía apunta de nuevo hacia el futuro.

La estabilidad de la moneda, una inflación mínima y un crecimiento constante han fomentado la estabilidad, y los sectores público y privado están preparados para crecer sobre esa base, con el propósito de devolver a El Salvador al centro del comercio y las finanzas centroamericanas.

Las privatizaciones de este año se concentrarán en llevar una necesitada atención positiva a un país que muchos inversionistas extranjeros creen erróneamente que sigue en guerra. Ya el sistema estatal de distribución eléctrica se ha dividido en cuatro regiones y se ha vendido por US$586 millones a compañías de Chile, Estados Unidos y Venezuela. El nuevo sistema privado de pensiones, el primero de Centroamérica, ha atraído a pesos pesados como el Banco Bilbao Vizcaya, de España; Citibank, de Estados Unidos, los fondos chilenos de pensiones Provida y AFP Magister, y la Corporación Internacional de Finanzas, rama del Banco Mundial.

En los próximos años las nuevas oportunidades se centrarán en sectores que se han modernizado y transferido a operadores privados, con un crecimiento procedente de inversiones nuevas y del desarrollo de actividades afines. Pero ya se han sentado las bases para que El Salvador compita como centro regional de industrias de los más diversos sectores. "Estamos convencidos de que la única forma de incrementar la riqueza es creando empleos", dice Eduardo Zablah, ministro de Economía. "Por eso hace falta la inversión, y la única manera de atraer a los inversionistas es reduciendo los costos operativos en este país".

Los dividendos de la paz. Desde el acuerdo de paz, el gobierno ha estado controlado por la Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), partido de centroderecha, proempresarial, dirigido primero por el ex presidente Alfredo Cristiani y ahora por el presidente Armando Calderón Sol. El gobierno de Cristiani se concentró en reformas fiscales que dieron lugar a una exitosa política monetaria. Esta política a su vez fomentó un tipo de cambio sólido que se ha mantenido estable durante los últimos cuatro años, con un...

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