La agenda: de Miami a Brasil. Los líderes del sector privado no esperan con los brazos cruzados el avance del Area de Libre Comercio de las Américas.

AuthorBamrud, Joachim
PositionTT: The agenda: from Miami to Brazil. Leaders of the private sector are not holding their breath for progress in the Free Trade Area of the Americas

Los líderes del sector privado no esperan con los brazos cruzados el avance

del Area de Libre Comercio de las Américas.

Hay un marcado simbolismo. La tercera reunión anual de ministros de comercio

de 34 países del hemisferio occidental tiene lugar en una ciudad brasileña.

Brasil, en efecto, se ha convertido en el líder de la integración regional

debido a la combinación de un débil liderazgo norteamericano y un auge

espectacular de su propia economía y del bloque comercial al que pertenece:

Mercosur.

Algunos dirían que también es simbólico que el presidente estadounidense, Bill

Clinton, tuviera que retrasar su primera visita a Latinoamérica, una gira con

la que intentaba revivir el papel de vanguardia de Estados Unidos en la

liberalización comercial y la integración continental.

Al sufrir una lesión en una rodilla, la visita de Clinton a México se pospuso

de abril a mayo, y un viaje a Argentina, Brasil y Venezuela programado para

mayo tuvo que posponerse para octubre.

Irónicamente, Clinton se lesionó en Miami, el mismo lugar donde dos años antes

se había anotado una gran victoria al acordar con los líderes del hemisferio

la creación de un Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA) para el año

2005.

Ese acuerdo de diciembre de 1994, considerado histórico en aquel momento, dio

pie a la gran expectativa de que EU renovaría el impulso de la integración

comercial con América Latina. Funcionarios norteamericanos y latinoamericanos

esperaban que el Tratado de Libre Comercio (TLC) se ampliaría rápidamente,

comenzando con Chile.

Sin embargo, la combinación de la crisis del peso en México, sólo unas semanas

después de la Cumbre de Miami, y las elecciones a la presidencia y el Congreso

de EU en noviembre de 1996, hicieron que tanto el gobierno de Clinton como el

Congreso aplazaran el debate sobre la entrada de Chile en el TLC. Hoy, ya

concluido el período electoral y a pesar de que la economía mexicana vuelve a

la normalidad, pocos observadores creen probable que Chile se integre al TLC

este año.

Clinton aún necesita que el Congreso lo autorice a negociar por la vía rápida,

es decir, que el presidente puede llegar a un acuerdo que el Congreso sólo

puede aprobar o rechazar, pero no modificar. El Congreso difícilmente discuta

esa vía antes de agosto.

"La voluntad política de Estados Unidos desde que terminó la konda de Uruguay

ha sido uniformemente negativa", comenta William Kelly, director de asuntos

intergubernamentales de Ford Motor Company. "No creo que se pueda convencer al

Congreso [de EU] de autorizar la vía rápida para lograr un acuerdo. Al

parecer, no existe la disposición de otorgar la entrada de Chile al TLC por la

vía rápida".

David Hirschmann, vicepresidente ejecutivo de la Asociación de Cámaras de

Comercio Americanas en América Latina (AACCLA), un grupo de Washington que

representa a más de 16.000 empresas e individuos en América Latina y el

Caribe, agrega: "Creo que el día en que se percibió que los países se

integrarían al TLC ha quedado atrás. Estados Unidos ha perdido la oportunidad

de utilizar al TLC como base de expansión en el hemisferio".

Una mezcla de fuertes sentimientos proteccionistas, la reacción contra México

tras la crisis del peso y varias noticias negativas sobre la corrupción y el

narcotráfico, han debilitado el entusiasmo en el Congreso norteamericano por

cualquier tratado de libre comercio.

"La gente cree que el libre comercio es bueno, pero no necesariamente con

México", dice otro experto de Washington que pidió no ser identificado.

"Cuando se logre el ALCA, es posible que las empresas europeas estén en mejor

posición [que las de EU o Canadá] debido al acuerdo marco [de 1995] entre la

Unión Europea y Mercosur", opina Wolf Grabendorff, director del Instituto de

Relaciones Europeo-Latinoamericanas (IRELA), un grupo de estudio de Madrid

financiado por la Unión Europea. "No tendremos una situación similar con el

TLC, que perjudicó a las compañías europeas".

El débil liderazgo de EU tras la Cumbre de Miami ha decepcionado a muchos

líderes empresariales latinoamericanos, quienes opinan que es vital para

cualquier progreso del ALCA.

"Sin el liderazgo de EU será muy difícil que el ALCA progrese", dice Jorge

Ramírez Ocampo, presidente de la Asociación Nacional de Exportadores de

Colombia y organizador del Foro Empresarial de las Américas, evento del sector

privado celebrado en Cartagena el año pasado. "No tendrá ningún futuro".

Los próximos dos años serán esenciales para dar pasos concretos hacia el logro

del ALCA, dice Hirschmann.

No es de extrañar que haya expectativas mixtas para la reunión de Brasil,

programada para celebrarse en Belo Horizonte el 16 de mayo, y a la cual

precederá un Foro Empresarial de las Américas del sector privado del 13 al 15

del mismo mes.

Se dice que las delegaciones de EU y Brasil han discrepado sobre la agenda de

la reunión, y también, en general, sobre el ritmo de las negociaciones del

ALCA.

"Brasil le dirá a todo el mundo que aún no está listo", afirma Hirschmann, que

ve más progreso en la reunión de ministros de Comercio del año próximo en

Costa Rica. Esa reunión, a su vez, será anterior a la cumbre presidencial de

1998 en Santiago de Chile, la primera cumbre de jefes de Estado del hemisferio

occidental desde la reunión de Miami en 1994.

"La lección más importante que hay que aprender de las reuniones comerciales

en Cartagena [el año pasado] es que los gobiernos de la región avanzan con

mucha lentitud para satisfacer a sus electores del sector comercial, sobre

todo en la esfera de la armonización de parámetros, métodos comerciales,

formas y procedimientos", escribió Colleen S. Morton, vicepresidenta del

Instituto de las Américas, de EU, en un informe tras la reunión de Colombia

del año pasado.

Por qué. Lo que impulsa a los partidarios del ALCA es el sueño de conseguir el

premio mayor: los países del ALCA tendrían un PIB combinado de US$8.000

millones y un mercado de 764,8 millones de consumidores.

No es de extrañar que la idea tenga el fuerte respaldo de las multinacionales

de las Américas. "Todos los pasos hacia acuerdos de libre comercio tienen el

apoyo de la Coca-Cola", dice Pedro Pablo Díaz, vicepresidente de

comunicaciones empresariales para América Latina de Coca-Cola. "Esos acuerdos

no benefician a ninguna compañía o grupo en particular, siempre funcionan para

bien de todos. Por eso apoyamos los acuerdos como el Mercosur o el TLC".

Greg Farmer, vicepresidente de asuntos gubernamentales del coloso canadiense

de las telecomunicaciones Nortel, agrega: "En Nortel creemos firmemente en el

libre comercio. Apoyamos el TLC y la incorporación de otros países sería un

buen paso. Un aumento de la competencia reduce los precios al consumidor y eso

es bueno para todos".

Los fabricantes de autos como General Motors ven las ventajas para el sector

fabril.

"Todo depende de los detalles, pero nos permitiría obtener más ventajas al

utilizar las fábricas que ya existen en América Latina... poder

especializarnos en cada mercado", dice Kelly, de Ford. "Es lo que hacemos

ahora en América del Norte y Europa y funciona muy bien".

Los...

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