Nuevo poderío militar: la globalización y la polarización impulsan a la industria de defensa en Brasil y a otros proveedores de armas a medida que los países de América latina salen al mercado a comprar rifles, tanques y aviones de combate.

AuthorFitzGerald, Tara

Cuando el líder del país más grande de América Latina viaja a naciones vecinas como Perú, Colombia o Guatemala, la agenda de trabajo incluye política regional, cooperación bilateral y una novedad: el negocio de equipar a las fuerzas armadas de la región.

El presidente de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva ha promovido la venta de los aviones de combate ligero Super Tucano de Embraer entre sus colegas, muchos de los cuales llevan a cabo procesos de modernización y, en algunos casos, de ampliación de su equipamiento militar. La evolución de Embraer desde fabricante local de aviones para la fuerza aérea brasileña a proveedor militar internacional coincide con la creciente influencia de Brasil en asuntos regionales y globales.

La industria de defensa emergente de Brasil, así como las de Asia y Rusia, compiten con jugadores ya establecidos de los Estados Unidos y de Europa por el negocio de satisfacer la demanda latinoamericana.

Debido a que los riesgos de una guerra convencional son bajos hoy en día, otras amenazas como el tráfico de drogas o la guerrilla izquierdista motivan las adquisiciones de tecnología avanzada de radar, aviones y otras armas.

Esta tendencia se puso en evidencia a principios de marzo de 2008, cuando las fuerzas armadas colombianas atacaron un campamento clandestino de la guerrilla izquierdista en Ecuador, a poca distancia de la frontera con Colombia. En el ataque murieron un alto dirigente de las FARC, Raúl Reyes, y 25 personas más.

El incidente afectó las relaciones diplomáticas de Colombia tanto con Ecuador como con Venezuela, que movilizaron tropas a sus respectivas fronteras. Pero otro efecto importante de la incursión colombiana fue el subsiguiente aumento masivo del gasto militar en Ecuador, que por primera vez comenzó a moverse para igualar el poder militar de sus vecinos.

Ecuador recurrió a Brasil, India y China para conseguir equipamiento nuevo, mientras que ha negociado con Venezuela y Chile para comprar o recibir equipos usados.

El reequipamiento militar en varios países y una mayor cantidad de proveedores que compiten por los contratos, generan cambios en los patrones de comercio militar y crea oportunidades nuevas y tensiones potenciales.

El que más gasta en términos absolutos es Brasil, acorde con su tamaño y el deseo de su gobierno de contar con capacidad de fuego y con una industria de defensa local a la altura de su importancia global y de su influencia política.

Además de equipar a sus fuerzas armadas, Brasil está exportando aviones militares a Colombia, Chile, República Dominicana, Ecuador y Guatemala. Para darle impulso a su industria de defensa, exige transferencia de tecnología a los fabricantes de armas extranjeros.

"Como un país que crece en importancia, Brasil se las ha arreglado para insistir en la transferencia de tecnología como estrategia de negocios. Ningún otro país de la región se acerca a la situación de Brasil. Ni Venezuela ni Chile", dijo Ramiro Crespo, un analista político y económico en Quito. "Es importante entender que los intereses comerciales de Brasil son nacionales y no regionales".

Varios líderes latinoamericanos han denunciado el incremento del gasto militar y señalan el persistente problema de pobreza en la región. En una reunión realizada en mayo, los miembros de Unasur, un pacto de seguridad que incluye a 12 países sudamericanos, acordaron crear una comisión para diseñar un sistema de medición del gasto militar que permita comparaciones entre países.

Además de las...

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