?Cuevas y condominios? Mais oui ... El disenador frances Philippe Starck y sus patrocinadores tienen grandes planes para America Latina.

AuthorGoodman, Joshua
PositionClase Ejecutiva

Si nunca ha oído hablar del diseñador francés de hoteles Philippe Starck, no hay problema. Siempre habrá mucha demanda para las ofertas más pedestres de los Hilton y los Sheraton. Starck, que ha diseñado exprimidores de limones que parecen arañas gigantes, y una banqueta en forma de molar humano, también creó los exóticos interiores de algunos de los hoteles más modernos del mundo: Paramount, en Nueva York; Delano, en Miami; Nani Nani, en Tokio. Ahora llega a Buenos Aires.

Hasta ahora, además del elegante interior del restaurante Teatrón, en la Ciudad de México, América Latina era la pieza que le faltaba al imperio mundial de Starck, que abarca desde bienes raíces de alto nivel hasta artículos de consumo ordinarios: cepillos de dientes, relojes de pulsera y sillas que se venden en las tiendas norteamericanas de descuento Target. En mayo, el diseñador de 54 años visitó Buenos Aires para supervisar la construcción de su más reciente proyecto, El Porteño. Cuando abra sus puertas en mayo de 2004, el complejo de US$37 millones ofrecerá lo que Starck describe como un universo en sí mismo, compuesto por lo que llama "cavernas culturales": ostentosos restaurantes, bares, galerías de arte, boutiques de ropa y espacios para interpretaciones artísticas, en medio de 80 apartamentos tipo loft por encargo y un hotel de lujo de seis pisos.

El Porteño ocupará los restos de un granero de ladrillo rojo de 15,500 metros cuadrados que da al Río de la Plata. Este lugar histórico, cuyas piezas se diseñaron en Inglaterra, y se llevaron a Buenos Aires para montarlas en 1902, era un ícono en ruinas de la era industrial de Argentina hasta que el socio local de Starck, el empresario de la moda Alan Faena, lo salvó de la demolición. Starck and Faena, que forman el Cosmic Carrot Group, están renovando el esqueleto del edificio, conservando sólo el casco del antiguo granero.

"No me importa como se vea el producto final, sino sólo lo que comunica de la vida, en este caso, la energía, el talento bruto y la locura mezclada con la elegancia que define a Buenos Aires", explica puntillosamente Starck. "Tenemos que reemplazar la belleza, que es un concepto cultural, con la bondad, que es un concepto humanista".

Starck mantiene un terco idealismo hacia el trabajo de mercadeo masivo que a veces realiza, pero también quiere que se conozca. Por ejemplo, una vez posó como Napoleón para un anuncio publicitario. Pero esas travesuras, como su trabajo, forman parte de lo que ha...

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